cristojesuselsalvador

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lunes, 31 de enero de 2011

2 CORINTIOS (B)

2Corinthians  9

 1 En cuanto a esta ayuda para los santos, Està de Màs que os escriba;
 2 pues conozco vuestra pronta Disposición, por la cual me glorié de vosotros entre los de Macedonia: "Acaya Està preparada desde el año pasado." Y vuestro celo ha servido de Estímulo para muchos.
 3 Pero he enviado a estos hermanos para que el orgullo que tenemos de vosotros no sea vano en este respecto, y para que estéis preparados, como vengo diciendo.
 4 No sea que, si van conmigo algunos macedonios y os hallan no preparados, nos avergoncemos nosotros (por no decir vosotros) por haber tenido esta confianza.
 5 Por eso he Creído conveniente exhortar a los hermanos a que vayan a vosotros con Anticipación y preparen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia.
 6 Y digo esto: El que siembra escasamente Cosecharà escasamente, y el que siembra con generosidad también con generosidad Cosecharà.
 7 Cada uno dé como propuso en su Corazón, no con tristeza ni por Obligación; porque Dios ama al dador alegre.
 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra;
 9 como Està escrito: Esparció; dio a los pobres. Su justicia permanece para siempre.
 10 El que da semilla al que siembra y pan para comer, Proveerà y Multiplicarà vuestra semilla y Aumentarà los frutos de vuestra justicia.
 11 Esto, para que Seàis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce acciones de gracias a Dios por medio de nosotros.
 12 Porque el ministrar este servicio sagrado no solamente suple lo que falta a los santos, sino que redunda en abundantes acciones de gracias a Dios.
 13 Al experimentar esta ayuda, ellos Glorificaràn a Dios por la obediencia que Profesàis al evangelio de Cristo, y por vuestra liberalidad en la Contribución para con ellos y con todos.
 14 Ademàs, por su Oración a vuestro favor, demuestran que os quieren a causa de la sobreabundante gracia de Dios en vosotros.
 15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!

 2Corinthians  10

 1 Ahora yo, Pablo, os exhorto por la mansedumbre y ternura de Cristo, ¡yo que en persona soy humilde entre vosotros, pero ausente soy osado para con vosotros!
 2 Os ruego que cuando esté presente, no tenga que usar de la Osadía con que resueltamente estoy dispuesto a proceder contra algunos que piensan que andamos Según la carne.
 3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos Según la carne;
 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la Destrucción de fortalezas.
 5 Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo,
 6 y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia, una vez que vuestra obediencia sea completa.
 7 ¡Miràis las cosas Según las apariencias! Si alguien Està convencido dentro de Sí que es de Cristo, considere de nuevo que Así como él es de Cristo, también nosotros lo somos.
 8 Porque si me Glorío un poco Màs de nuestra autoridad, la cual el Señor nos ha dado para Edificación y no para vuestra Destrucción, no seré avergonzado;
 9 para que no parezca que quiero atemorizaros por cartas.
 10 Porque dicen: "Aunque sus cartas son duras y fuertes, su presencia Física es débil, y su palabra despreciable."
 11 Esto tenga en cuenta tal persona: Lo que somos en palabra por carta cuando estamos ausentes, lo mismo seremos también en hechos cuando estemos presentes.
 12 Porque no osamos clasificarnos o compararnos con algunos que se recomiendan a Sí mismos. Pero ellos, midiéndose y Comparàndose a Sí mismos consigo mismos, no son juiciosos.
 13 Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la medida de la regla que Dios nos Asignó, para llegar también hasta vosotros.
 14 Porque no nos salimos de nuestros Límites, como si no hubiéramos llegado a vosotros; pues hasta vosotros hemos llegado con el evangelio de Cristo,
 15 no Gloriàndonos desmedidamente en trabajos ajenos. Màs bien, tenemos la esperanza de que, con el progreso de vuestra fe, se Incrementarà considerablemente nuestro campo entre vosotros, conforme a nuestra norma;
 16 para que anunciemos el evangelio en los lugares Màs Allà de vosotros, sin entrar en territorio ajeno como para gloriarnos de la obra ya realizada por otros.
 17 Pero el que se Gloría, Gloríese en el Señor.
 18 Porque no es aprobado el que se recomienda a Sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda.

 2Corinthians  11

 1 ¡Ojalà me toleraseis un poco de locura! ¡De veras, toleradme!
 2 Porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo marido, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
 3 Pero me temo que, Así como la serpiente con su astucia Engañó a Eva, de alguna manera vuestros pensamientos se hayan extraviado de la sencillez y la pureza que debéis a Cristo.
 4 Porque si alguien viene predicando a otro Jesús al cual no hemos predicado, o si Recibís otro Espíritu que no Habíais recibido, u otro evangelio que no Habíais aceptado, ¡qué bien lo Toleràis!
 5 Porque estimo que en nada soy inferior a aquellos Apóstoles eminentes;
 6 pues aunque yo sea pobre en elocuencia, no lo soy en conocimiento, como en todo os lo he demostrado por todos los medios.
 7 ¿Cometí pecado Humillàndome a Mí mismo para que vosotros Seàis enaltecidos, porque os he predicado gratuitamente el evangelio?
 8 He despojado a otras iglesias, recibiendo sostenimiento para ministraros a vosotros.
 9 Cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga porque lo que me faltaba lo suplieron los hermanos cuando vinieron de Macedonia. En todo me guardé de seros gravoso, y Así me guardaré.
 10 ¡Por la verdad de Cristo que Està en Mí, este motivo de orgullo no me Serà negado en las regiones de Acaya!
 11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
 12 Pero seguiré haciendo lo que hago, para quitarles la Ocasión a aquellos que la desean, con el fin de que en lo que se jactan se encuentren en las mismas condiciones que nosotros.
 13 Porque los tales son falsos Apóstoles, obreros fraudulentos disfrazados como Apóstoles de Cristo.
 14 Y no es de maravillarse, porque Satanàs mismo se disfraza como àngel de luz.
 15 Así que, no es gran cosa que también sus ministros se disfracen como ministros de Justificación, cuyo fin Serà conforme a sus obras.
 16 Otra vez digo: que nadie me tome por loco. Pero si no, recibidme aunque sea como a loco, para que me Gloríe siquiera un poquito.
 17 Lo que ahora digo, no lo digo Según el Señor, sino como en locura, con esta base de jactancia.
 18 Ya que muchos se jactan Según la carne, también yo me jactaré.
 19 Pues con gusto Toleràis a los locos, siendo vosotros sensatos.
 20 Porque lo Toleràis si alguien os esclaviza, si alguien os devora, si alguien se aprovecha de vosotros, si alguien se ensalza, si alguien os hiere en la cara...
 21 Con vergüenza lo digo, como que hemos sido débiles. Pero en lo que otro se atreva (hablo con locura), yo también me atrevo.
 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también.
 23 ¿Son ministros de Cristo? (Hablo como delirando.) ¡Yo Màs! En trabajos arduos, Màs; en Càrceles, Màs; en azotes, sin medida; en peligros de muerte, muchas veces.
 24 Cinco veces he recibido de los Judíos cuarenta azotes menos uno;
 25 tres veces he sido flagelado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un Día he estado en lo profundo del mar.
 26 Muchas veces he estado en viajes a pie, en peligros de Ríos, en peligros de asaltantes, en peligros de los de mi Nación, en peligros de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos;
 27 en trabajo arduo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en Frío y en desnudez.
 28 Y encima de todo, lo que se agolpa sobre Mí cada Día: la Preocupación por todas las iglesias.
 29 ¿Quién se enferma sin que yo no me enferme? ¿A quién se hace tropezar sin que yo no me indigne?
 30 Si es preciso gloriarse, yo me gloriaré de mi debilidad.
 31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
 32 En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;
 33 pero fui descolgado del muro por una ventana en una canasta, y escapé de sus manos.

 2Corinthians  12

 1 Me es preciso gloriarme, aunque no es provechoso. Sin embargo, recurriré a las visiones y revelaciones del Señor.
 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años--si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe-- fue arrebatado hasta el tercer cielo.
 3 Y sé respecto a este hombre--si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe--
 4 que fue arrebatado al Paraíso, donde Escuchó cosas inefables que al hombre no le es permitido expresar.
 5 ¡De aquel hombre me gloriaré! Pero de Mí mismo no me gloriaré sino en mis debilidades.
 6 Porque, si acaso quisiera gloriarme, no Sería yo insensato, pues Diría la verdad. Pero desisto, para que nadie piense de Mí Màs de lo que ve en Mí u oye de Mí.
 7 Y para que no me exalte desmedidamente por la grandeza de las revelaciones, me ha sido dado un Aguijón en la carne, un mensajero de Satanàs, que me abofetee para que no me enaltezca demasiado.
 8 En cuanto a esto, tres veces he rogado al Señor que lo quite de Mí;
 9 y me ha dicho: "Bàstate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad." Por tanto, de buena gana me gloriaré Màs bien en mis debilidades, para que habite en Mí el poder de Cristo.
 10 Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
 11 ¡Me he hecho necio! ¡Vosotros me obligasteis! Pues Màs bien, yo Debería ser recomendado por vosotros; porque en nada he sido menos que los Apóstoles eminentes, aunque nada soy.
 12 Las señales de Apóstol han sido realizadas entre vosotros con toda paciencia, con señales, prodigios y hechos poderosos.
 13 Pues, ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias, excepto en que yo mismo no os he sido carga? ¡Perdonadme este agravio!
 14 He Aquí estoy listo para ir a vosotros por tercera vez, y no os seré carga. Porque no busco vuestras cosas, sino a vosotros; pues los hijos no tienen Obligación de atesorar para los padres, sino los padres para los hijos.
 15 Sin embargo, de muy buena gana gastaré yo de lo Mío, y me desgastaré a Mí mismo por vuestras almas. Si os amo Màs, ¿seré amado menos?
 16 Bien, que sea Así: Yo no os fui gravoso, ¡pero siendo astuto, os Prendí por engaño!
 17 ¿Acaso os he engañado por medio de alguno de los que he enviado a vosotros?
 18 Rogué a Tito y envié con él al hermano. ¿Acaso os Engañó Tito? ¿No hemos procedido con el mismo Espíritu y por las mismas pisadas?
 19 ¿Os parece que Todavía nos estamos defendiendo ante vosotros? Delante de Dios y en Cristo hablamos; y todo, amados, para vuestra Edificación.
 20 Pero me temo que Quizàs, cuando llegue, no os halle tales como quiero, y que yo sea hallado por vosotros tal como no queréis. Temo que haya entre vosotros contiendas, celos, iras, enojos, disensiones, calumnias, murmuraciones, insolencias y Desórdenes.
 21 Temo que, cuando vuelva, Dios me humille entre vosotros y yo tenga que llorar por muchos que antes han pecado y no se han arrepentido de los actos de impureza, inmoralidad sexual y libertinaje que han cometido.

 2Corinthians  13

 1 Esta es la tercera vez que voy a vosotros. Por la boca de dos o tres testigos se Decidirà todo asunto.
 2 Lo he dicho antes, cuando estaba presente en mi segundo viaje; y ahora que estoy ausente, también lo repito a los que antes han pecado y a todos los Demàs: que si voy otra vez, no seré indulgente,
 3 puesto que Buscàis una prueba de que Cristo habla en Mí. Y él no es débil para con vosotros, sino que es poderoso en vosotros.
 4 Porque fue crucificado en debilidad, pero vive por el poder de Dios. Pues nosotros también somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.
 5 Examinaos a vosotros mismos para ver si Estàis firmes en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no conocéis en cuanto a vosotros mismos, que Jesucristo Està en vosotros, a menos que ya estéis reprobados?
 6 Pero espero que Reconozcàis que nosotros no estamos reprobados.
 7 Y oramos a Dios que no Hagàis nada malo; no para que nosotros luzcamos como aprobados, sino para que vosotros Hagàis lo que es bueno, aunque nosotros quedemos como reprobados.
 8 Porque no podemos nada contra la verdad, sino a favor de la verdad.
 9 Por eso nos gozamos en que nosotros seamos débiles y que vosotros Seàis fuertes. Y esto pedimos: vuestra madurez.
 10 Por tanto, os escribo esto estando ausente, para que estando presente no use de dureza conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para Edificación y no para Destrucción.
 11 En cuanto a lo Demàs, hermanos, regocijaos. Sed maduros; sed confortados; sed de un mismo sentir. Vivid en paz, y el Dios de paz y de amor Estarà con vosotros.
 12 Saludaos unos a otros con un beso santo.
 13 Todos los santos os saludan.
 14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la Comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

domingo, 30 de enero de 2011

O Fim de Pilatos

Quando os judeus voltaram da presença de Herodes trazendo Jesus de volta ao tribunal, Pilatos ficou muito aborrecido e perguntou-lhes o que queriam que ele fizesse. Lembrou-lhes de que já O havia interrogado e não encontrara nenhuma culpa nEle. Recordara-lhes as acusações que fizeram contra Ele, mas nenhuma prova convincente fora apresentada para confirmar uma única acusação. Conforme foi mencionado anteriormente, levaram-No à presença de Herodes, que era judeu como eles mesmos e ele nada encontrou para que fosse condenado à morte. Contudo, para apaziguar os acusadores, Pilatos disse: "Portanto, após castigá-lo, soltá-lo-ei." Luc. 23:16.Nisso, Pilatos mostrou sua fraqueza pois se sabia que Cristo era inocente, por que mandaria castigá-lo? Assim fazendo, comprometia-se com o erro. Os judeus não mais esqueceram disso durante o julgamento. Haviam conseguido intimidar o governador romano e, agora, tirando vantagem disso, haveriam de pressioná-lo até conseguir a condenação de Jesus. A multidão, em alvoroço, exigia mais e mais a vida do prisioneiro. Enquanto hesitava em relação ao que fazer, recebeu uma carta de sua esposa que dizia: "Não te envolvas com esse Justo; porque hoje, em sonho, muito sofri por Seu respeito." Mat. 27:19. Pilatos, ao ler a carta, empalideceu; o povo, ao perceber sua hesitação, redobrou a insistência. Ele sabia que precisava tomar alguma atitude. Era costume, no período da Páscoa, soltar um prisioneiro que o povo escolhesse. Os soldados romanos haviam capturado há pouco, um criminoso de fama, chamado Barrabás. Era ladrão e assassino. Então Pilatos voltou-se para a multidão e perguntou-lhes com seriedade: "A quem quereis que eu vos solte, a Barrabás ou a Jesus, chamado Cristo?" Mat. 27:17. "Toda a multidão, porém, gritava: Fora com Este! Solta-nos Barrabás!" Luc. 23:18. Pilatos Perde a Autoridade. Pilatos emudeceu de espanto e desapontamento. Entregando o julgamento ao povo, ele havia perdido a dignidade e o controle da multidão. Daí em diante, tornou-se apenas um joguete nas mãos do povo. Eles o levavam aonde queriam. Então perguntou: "Que farei, então, de Jesus, chamado Cristo? Seja crucificado! Responderam todos. Que mal fez ele? Perguntou Pilatos. Porém cada vez clamavam mais: Seja crucificado!" Mat. 27:22 e 23. Quando ouviu o grito terrível "Crucifica-O!", o rosto de Pilatos empalideceu. Ele não imaginara tal desfecho. Repetidas vezes havia declarado Jesus inocente, contudo o povo insistia em que Ele sofresse a mais cruel de todas as mortes. Outra vez perguntou: "Que mal fez Ele?" E outra vez o terrível grito ecoou nos ares: "Crucifica-O!" Mar. 15:14. Pilatos fez o último esforço para despertar-lhes simpatia. Mandou que tomassem a Jesus, completamente exausto e coberto de feridas e O açoitassem na presença de Seus acusadores. O Escárnio dos Ímpios. "Os soldados, tendo tecido uma coroa de espinhos, puseram-Lha na cabeça e vestiram-No com um manto de púrpura. Chegavam-se a Ele e diziam: Salve, Rei dos judeus! E davam-Lhe bofetadas." João 19:2 e 3. Cuspiram nEle e uma perversa mão arrancou a vara que Lhe haviam posto nas mãos e com ela golpeou-Lhe a coroa em Sua fronte a ponto de os espinhos penetrarem em Suas têmporas e o sangue jorrar pelo rosto e barba. Satanás liderava os soldados cruéis em seus abusos contra Jesus. Queria incitá-Lo a algum tipo de vingança, se possível, ou levá-Lo a operar um milagre para livrar a Si mesmo e assim frustrar o plano da salvação. Uma única mancha em Sua vida humana, ou uma única falha em suportar o terrível teste e o Cordeiro de Deus seria uma oferta imperfeita e a redenção do homem teria fracassado. Aquele, porém, que podia comandar as hostes celestiais e chamar em Seu auxílio legiões de anjos, sendo que apenas um deles seria suficiente para subjugar a turba cruel, que poderia ter lançado por terra Seus atormentadores com apenas um raio de Sua divina majestade, submeteu-Se a todas as afrontas e ultrajes com uma compostura digna e humilde. Assim como os atos de Seus torturadores os envilecia à semelhança de Satanás, a mansidão e a paciência de Jesus exaltavam-No acima da humanidade e provavam Seu parentesco com Deus. Pilatos comoveu-se profundamente com a paciência e a resignação do Salvador. Pediu que introduzissem a Barrabás na sala do julgamento e então colocou os prisioneiros lado a lado. Apontando para Jesus disse em tom solene: "Eis o homem! ... Eis que eu vo-Lo apresento, para que saibais que eu não acho nEle crime algum." João 19:5 e 4. Ali estava o Filho de Deus, com o manto escarlate e a coroa de espinhos. Desnudo até a cintura, exibia nas costas os vergões extensos e cruéis dos quais o sangue fluía livremente. Seu rosto, manchado de sangue, trazia as marcas da completa exaustão e dor; mas nunca parecera mais belo. Cada traço expressava bondade e resignação e a mais terna piedade para com Seus algozes cruéis. Em chocante contraste, achava-se o outro prisioneiro em cujas feições mostrava o criminoso empedernido que era. Entre os espectadores havia alguns que simpatizavam com Jesus. Mesmo os sacerdotes e príncipes estavam convictos de que Ele era quem dizia ser. Mas não se renderam. Haviam induzido a turba a uma fúria insana e novamente os sacerdotes, os príncipes e o povo gritaram: "Crucifica-O, crucifica-O!" João 19:6. Finalmente, com a paciência esgotada diante de uma crueldade tão vingativa e irracional, disse ao povo: "Tomai-O vós outros e crucificai-O; porque eu não acho nEle crime algum." João 19:6. Pilatos fez tudo o que podia para libertar o Salvador; mas os judeus gritavam: "Se soltas a Este, não és amigo de César! Todo aquele que se faz rei é contra César." João 19:12. Tais palavras atingiram Pilatos em seu ponto fraco. Ele já se tornara suspeito ao governo romano e tal notícia a seu respeito seria sua ruína. "Vendo Pilatos que nada conseguia, antes, pelo contrário, aumentava o tumulto, mandando vir água, lavou as
mãos perante o povo, dizendo: Estou inocente do sangue dEste Justo; fique o caso convosco!" Mat. 27:24. Em vão Pilatos tentou eximir-se da culpa de condenar Jesus. Se tivesse agido com energia e firmeza a princípio, fiel à sua própria e justa convicção, o povo teria que acatar sua decisão e não subjugaria sua vontade. Sua vacilação e indecisão foram sua ruína. Viu que não podia libertar Jesus e ainda manter sua posição e honra. Preferiu sacrificar uma vida inocente a perder sua autoridade terrena. Submetendo-se às exigências do povo, novamente mandou açoitar Jesus, e entregou-O para ser crucificado. Mas apesar de suas precauções, o que mais temia veio sobre ele. Foi destituído de sua posição de honra, vindo a morrer não muito tempo depois da crucifixão, ferido em seu orgulho e atormentado de remorsos. Do mesmo modo, todos os que se comprometem com o pecado, só ganharão sofrimento e ruína. "Há caminho que ao homem parece direito, mas ao cabo dá em caminhos de morte." Prov. 14:12. Invocando a Maldição. Quando Pilatos se declarou inocente do sangue de Cristo, Caifás respondeu com arrogância: "Caia sobre nós o Seu sangue e sobre nossos filhos!" Mat. 27:25. Essas terríveis palavras foram repetidas pelos sacerdotes e pelo povo. Tremenda sentença acabavam de pronunciar sobre si mesmos, horrível herança para a posteridade. Isso se cumpriu literalmente nas dramáticas cenas da destruição de Jerusalém, cerca de quarenta anos mais tarde. Literalmente têm-se cumprido na dispersão, no desprezo e na opressão a que estão sujeitos seus descendentes desde aquele dia. Mas será duplamente literal quando o acerto final de contas vier. O cenário então será mudado. "Esse Jesus... virá" (Atos 1:11) "em chama de fogo, tomando vingança contra os que não conhecem a Deus." II Tess. 1:8. Dirão eles, então, aos montes e rochedos: "Caí sobre nós e escondei-nos da face dAquele que Se assenta no trono e da ira do Cordeiro, porque chegou o grande dia da ira dEles; e quem é que pode suster-se?" Apoc. 6:16 e 17.

sábado, 29 de enero de 2011

2 CORINTIOS (A)

 2Corinthians  1

 1 Pablo, Apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo; a la iglesia de Dios que Està en Corinto, juntamente con todos los santos que Estàn en toda Acaya:
 2 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda Consolación,
 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones. De esta manera, con la Consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios, también nosotros podemos consolar a los que Estàn en cualquier Tribulación.
 5 Porque de la manera que abundan a favor nuestro las aflicciones de Cristo, Así abunda también nuestra Consolación por el mismo Cristo.
 6 Pero si somos atribulados, lo es para vuestro consuelo y Salvación; o si somos consolados, es para vuestra Consolación, la cual resulta en que Perseveràis bajo las mismas aflicciones que también nosotros padecemos.
 7 Y nuestra esperanza con respecto a vosotros es firme, porque sabemos que Así como sois compañeros en las aflicciones, lo sois también en la Consolación.
 8 Porque no queremos que ignoréis, hermanos, en cuanto a la Tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera, Màs Allà de nuestras fuerzas, hasta perder aun la esperanza de vivir.
 9 Pero ya Teníamos en nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no Confiàramos en nosotros mismos sino en Dios que levanta a los muertos,
 10 quien nos Libró y nos libra de tan terrible muerte. Y en él hemos puesto nuestra esperanza de que Aún nos Librarà,
 11 porque vosotros también Estàis cooperando a nuestro favor con ruegos, a fin de que el don que se nos Concedió sea para que muchas personas den gracias a nuestro favor.
 12 Porque nuestro motivo de gloria es éste: el testimonio de nuestra conciencia de que nos hemos conducido en el mundo (y especialmente ante vosotros), con sencillez y la sinceridad que proviene de Dios, y no en Sabiduría humana, sino en la gracia de Dios.
 13 Porque no os escribimos otras cosas que las que leéis y también comprendéis; y espero que hasta el fin las comprenderéis,
 14 como también en parte nos habéis comprendido, que somos vuestro motivo de gloria, Así como también vosotros lo seréis para nosotros en el Día de nuestro Señor Jesús.
 15 Con esta confianza, quise ir antes a vosotros para que tuvieseis una segunda gracia,
 16 y pasar de vosotros a Macedonia; y volver otra vez de Macedonia a vosotros para ser encaminado por vosotros a Judea.
 17 Siendo ése mi deseo, ¿acaso usé de ligereza? ¿O Serà que lo que quiero hacer, lo quiero Según la carne; de manera que en Mí haya un "Sí, Sí" y un "no, no"?
 18 Pero Dios es fiel: Nuestra palabra para vosotros no es "Sí y no".
 19 Porque Jesucristo, el Hijo de Dios, que ha sido predicado entre vosotros por nosotros (por Mí, por Silas y por Timoteo), no fue "Sí y no"; Màs bien, fue "Sí" en él.
 20 Porque todas las promesas de Dios son en él "Sí"; y por tanto, también por medio de él, decimos "amén" a Dios, para su gloria por medio nuestro.
 21 Y Dios es el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos Ungió;
 22 es también quien nos ha sellado y ha puesto como Garantía al Espíritu en nuestros corazones.
 23 Pero yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que es por Consideración a vosotros que no he pasado Todavía a Corinto.
 24 Porque no nos estamos enseñoreando de vuestra fe. Màs bien, somos colaboradores para vuestro gozo, porque por la fe Estàis firmes.

 2Corinthians  2

 1 Así que Decidí en Mí mismo no ir otra vez a vosotros con tristeza.
 2 Porque si yo os causo tristeza, ¿quién Serà luego el que me alegre, sino aquel a quien yo causé tristeza?
 3 Y a pesar de que estoy confiado en todos vosotros de que mi gozo es el mismo de todos vosotros, os Escribí esto mismo para que cuando llegue, no tenga tristeza por causa de aquellos por quienes me debiera gozar.
 4 Porque os Escribí en mucha Tribulación y angustia de Corazón, y con muchas Làgrimas; no para entristeceros, sino para que Sepàis Cuàn grande es el amor que tengo por vosotros.
 5 Si alguno ha causado tristeza, no me ha entristecido Sólo a Mí, sino en cierta medida (para no exagerar) a todos vosotros.
 6 Basta ya para dicha persona la Reprensión de la Mayoría.
 7 Así que, Màs bien, debierais perdonarle y animarle, para que no sea consumido por demasiada tristeza.
 8 Por lo tanto, os exhorto a que reafirméis vuestro amor para con él.
 9 Porque también os Escribí con este motivo, para tener la prueba de que vosotros sois obedientes en todo.
 10 Al que vosotros habréis perdonado algo, yo también. Porque lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vuestra causa lo he hecho en presencia de Cristo;
 11 para que no seamos engañados por Satanàs, pues no ignoramos sus Propósitos.
 12 Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me Había abierto puerta en el Señor,
 13 no tuve reposo en mi Espíritu por no haber hallado a mi hermano Tito. Así que me Despedí de ellos y Partí para Macedonia.
 14 Pero gracias a Dios, que hace que siempre triunfemos en Cristo y que manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento por medio de nosotros.
 15 Porque para Dios somos olor fragante de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden.
 16 A los unos, olor de muerte para muerte; mientras que a los otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
 17 Porque no somos, como muchos, traficantes de la palabra de Dios; Màs bien, con sinceridad y como de parte de Dios, hablamos delante de Dios en Cristo.

 2Corinthians  3

 1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos necesidad, como algunos, de cartas de Recomendación para vosotros, o de vosotros?
 2 Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y Leída por todos los hombres.
 3 Es evidente que vosotros sois carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones humanos.
 4 Esta confianza tenemos delante de Dios, por medio de Cristo:
 5 no que seamos suficientes en nosotros mismos, como para pensar que algo proviene de nosotros, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios.
 6 El mismo nos Capacitó como ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.
 7 Y si el ministerio de muerte, grabado con letras sobre piedras, vino con gloria--tanto que los hijos de Israel no Podían fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual se Había de desvanecer--,
 8 ¡Cómo no Serà con mayor gloria el ministerio del Espíritu!
 9 Porque si el ministerio de Condenación era con gloria, ¡Cuànto Màs abunda en gloria el ministerio de Justificación!
 10 Pues lo que Había sido glorioso no es glorioso en Comparación con esta excelente gloria.
 11 Porque si lo que se Desvanecía era por medio de gloria, ¡Cuànto Màs excede en gloria lo que permanece!
 12 Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha confianza;
 13 no como Moisés, quien Ponía un velo sobre su cara para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo que se estaba desvaneciendo.
 14 Sin embargo, sus mentes fueron endurecidas; pues hasta el Día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, el mismo velo sigue puesto, porque Sólo en Cristo es quitado.
 15 Aún hasta el Día de hoy, cada vez que leen a Moisés, el velo Està puesto sobre el Corazón de ellos.
 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo Serà quitado.
 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde Està el Espíritu del Señor, Allí hay libertad.
 18 Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

 2Corinthians  4

 1 Por esto, teniendo nosotros este ministerio Según la misericordia que nos fue dada, no desmayamos.
 2 Pero rechazamos los tapujos de vergüenza, no procediendo con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, por la clara Demostración de la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios.
 3 Pero aun si nuestro evangelio Està encubierto, entre los que se pierden Està encubierto.
 4 Pues el dios de esta edad presente ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no les ilumine el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios.
 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor; y a nosotros, como siervos vuestros por causa de Jesús.
 6 Porque el Dios que dijo: "La luz Resplandecerà de las tinieblas" es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para Iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.
 7 Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.
 8 Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados;
 9 perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos.
 10 Siempre llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús por todas partes, para que también en nuestro cuerpo se manifieste la vida de Jesús.
 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos expuestos a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
 12 De manera que en nosotros Actúa la muerte, pero en vosotros Actúa la vida.
 13 Sin embargo, tenemos el mismo Espíritu de fe, conforme a lo que Està escrito: Creí; por lo tanto hablé. Nosotros también creemos; por lo tanto también hablamos,
 14 sabiendo que el que Resucitó al Señor Jesús también nos Resucitarà a nosotros con Jesús y nos Presentarà a su lado juntamente con vosotros.
 15 Porque todas estas cosas suceden por causa vuestra para que, mientras aumente la gracia por medio de muchos, abunde la Acción de gracias para la gloria de Dios.
 16 Por tanto, no desmayamos; Màs bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de Día en Día.
 17 Porque nuestra Momentànea y leve Tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria Màs que incomparable;
 18 no fijando nosotros la vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas.

 2Corinthians  5

 1 Porque sabemos que si nuestra casa terrenal, esta tienda temporal, se deshace, tenemos un edificio de parte de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.
 2 Pues en esta tienda gemimos deseando ser sobrevestidos de nuestra Habitación celestial;
 3 y aunque habremos de ser desvestidos, no seremos hallados desnudos.
 4 Porque los que estamos en esta tienda gemimos agobiados, porque no quisiéramos ser desvestidos, sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
 5 Pues el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado la Garantía del Espíritu.
 6 Así vivimos, confiando siempre y comprendiendo que durante nuestra estancia en el cuerpo peregrinamos ausentes del Señor.
 7 Porque andamos por fe, no por vista.
 8 Pues confiamos y consideramos mejor estar ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del Señor.
 9 Por lo tanto, estemos presentes o ausentes, nuestro anhelo es serle agradables.
 10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba Según lo que haya hecho por medio del cuerpo, sea bueno o malo.
 11 Conociendo, entonces, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pues a Dios le es manifiesto lo que somos, y espero que también lo sea a vuestras conciencias.
 12 No nos recomendamos otra vez ante vosotros, sino que os damos Ocasión de gloriaros por nosotros, con el fin de que Tengàis respuesta frente a los que se Glorían en las apariencias y no en el Corazón.
 13 Porque si estamos fuera de nosotros, es para Dios; o si estamos en nuestro juicio, es para vosotros.
 14 Porque el amor de Cristo nos impulsa, considerando esto: que uno Murió por todos; por consiguiente, todos murieron.
 15 Y él Murió por todos para que los que viven ya no vivan Màs para Sí, sino para aquel que Murió y Resucitó por ellos.
 16 De manera que nosotros, de Aquí en adelante, a nadie conocemos Según la carne; y aun si hemos conocido a Cristo Según la carne, ahora ya no le conocemos Así.
 17 De modo que si alguno Està en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he Aquí todas son hechas nuevas.
 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos Reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la Reconciliación:
 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no Tomàndoles en cuenta sus transgresiones y Encomendàndonos a nosotros la palabra de la Reconciliación.
 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios os exhorta por medio nuestro, rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios!
 21 Al que no Conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.

 2Corinthians  6

 1 Y Así nosotros, como colaboradores, os exhortamos también que no Recibàis en vano la gracia de Dios;
 2 porque dice: En tiempo favorable te escuché, y en el Día de la Salvación te Socorrí. ¡He Aquí ahora el tiempo Màs favorable! ¡He Aquí ahora el Día de Salvación!
 3 No damos a nadie Ocasión de tropiezo en nada, para que nuestro ministerio no sea desacreditado.
 4 Màs bien, en todo nos presentamos como ministros de Dios: en mucha perseverancia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias,
 5 en azotes, en Càrceles, en tumultos, en duras labores, en desvelos, en ayunos,
 6 en pureza, en conocimiento, en tolerancia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor no fingido,
 7 en palabra de verdad, en poder de Dios, por medio de armas de justicia a derecha y a izquierda;
 8 por honra y deshonra, por mala fama y buena fama; como engañadores, pero siendo hombres de verdad;
 9 como no conocidos, pero bien conocidos; como muriendo, pero he Aquí vivimos; como castigados, pero no muertos;
 10 como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo.
 11 Nuestra boca ha sido franca con vosotros, oh corintios; nuestro Corazón Està abierto.
 12 No Estàis limitados en nosotros; lo Estàis en vuestros propios corazones.
 13 Pues para corresponder del mismo modo, como a hijos os hablo: ¡Abrid vosotros también vuestro Corazón!
 14 No os Unàis en yugo desigual con los no creyentes. Porque ¿qué compañerismo tiene la rectitud con el desorden? ¿Qué Comunión tiene la luz con las tinieblas?
 15 ¿Qué Armonía hay entre Cristo y Belial? ¿Qué parte tiene el creyente con el no creyente?
 16 ¿Qué acuerdo puede haber entre un templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos Seràn mi pueblo.
 17 Por lo cual, ¡Salid de en medio de ellos, y apartaos! dice el Señor. No toquéis lo impuro, y yo os recibiré;
 18 y seré para vosotros Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

 2Corinthians  7

 1 Así que, amados, ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de Espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
 2 Recibidnos. A nadie hemos agraviado; a nadie hemos corrompido; a nadie hemos explotado.
 3 No digo esto para condenaros; porque ya dije que Estàis en nuestros corazones, para juntos morir y juntos vivir.
 4 Tengo mucha confianza en vosotros; mucho me Glorío en vosotros; lleno estoy de Consolación; sobreabundo de gozo en toda nuestra Aflicción.
 5 Cuando vinimos a Macedonia, Ningún reposo tuvo nuestro cuerpo; Màs bien, en todo fuimos atribulados: de fuera conflictos, de dentro temores.
 6 Pero Dios, que consuela a los humildes, nos Consoló con la venida de Tito.
 7 Y no Sólo con su venida, sino también con la Consolación que él Recibió en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro anhelo, vuestras Làgrimas y vuestro celo por Mí, para que Así me gozara Màs.
 8 Porque si bien os causé tristeza con la carta, no me pesa, aunque entonces Sí me Pesó; porque veo que aquella carta os Causó tristeza Sólo por un tiempo.
 9 Ahora me gozo, no porque Hayàis sentido tristeza, sino porque fuisteis entristecidos hasta el arrepentimiento; pues habéis sido entristecidos Según Dios, para que Ningún daño sufrierais de nuestra parte.
 10 Porque la tristeza que es Según Dios genera arrepentimiento para Salvación, de que no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo degenera en muerte.
 11 Pues he Aquí, el mismo hecho de que Hayàis sido entristecidos Según Dios, ¡Cuànta diligencia ha producido en vosotros! ¡Qué disculpas, qué Indignación, qué temor, qué ansiedad, qué celo y qué Vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
 12 Así que, si bien os Escribí, no fue por causa del que Cometió la ofensa ni por causa del que la Padeció, sino para que vuestra solicitud por nosotros se manifestara entre vosotros en la presencia de Dios.
 13 Por tanto, hemos sido consolados. Pero mucho Màs que por nuestra Consolación, nos gozamos por el gozo de Tito, porque su Espíritu ha sido reanimado por todos vosotros.
 14 Pues si en algo me he mostrado orgulloso de vosotros ante él, no quedé avergonzado. Al contrario, como os Habíamos dicho todo con verdad, Así también nuestro motivo de orgullo ante Tito fue hallado verdadero.
 15 Ahora sus sentimientos se han intensificado con respecto a vosotros, recordando la obediencia de todos vosotros, de Cómo lo recibisteis con temor y temblor.
 16 Me gozo de que en todo puedo confiar en vosotros.

 2Corinthians  8

 1 Ahora, hermanos, os hacemos conocer la gracia de Dios que ha sido concedida a las iglesias de Macedonia;
 2 que en grande prueba de Tribulación, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza abundaron en las riquezas de su generosidad.
 3 Porque doy testimonio de que Espontàneamente han dado de acuerdo con sus fuerzas, y aun Màs Allà de sus fuerzas,
 4 pidiéndonos con muchos ruegos que les concediéramos la gracia de participar en la ayuda para los santos.
 5 Y superando lo que Esperàbamos, se dieron primeramente ellos mismos al Señor y a nosotros, por la voluntad de Dios.
 6 De manera que exhortamos a Tito para que Así como ya Había comenzado, también llevase a cabo esta gracia entre vosotros.
 7 Por tanto, Así como ya Abundàis en todo--en fe, en palabra, en conocimiento, en toda diligencia y en vuestro amor para con nosotros--, abundad también en esta gracia.
 8 No hablo como quien manda, sino para poner también a prueba, por la eficacia de otros, la sinceridad de vuestro amor.
 9 Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor de vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
 10 Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros que desde el año pasado tomasteis la iniciativa, no Sólo para hacerlo, sino también para quererlo hacer.
 11 Ahora pues, llevad el hecho a su Culminación para que, como fuisteis prontos a querer, Así lo Seàis para cumplir conforme a lo que tenéis.
 12 Porque si primero se tiene dispuesta la voluntad, se acepta Según lo que uno tenga, no Según lo que no tenga.
 13 Pero no digo esto para que haya para otros alivio, y para vosotros estrechez;
 14 sino para que haya igualdad. En este tiempo vuestra abundancia supla lo que a ellos les falta, para que también la abundancia de ellos supla lo que a vosotros os falte, a fin de que haya igualdad;
 15 como Està escrito: El que Recogió mucho no tuvo Màs, y el que Recogió poco no tuvo menos.
 16 Gracias a Dios que puso en el Corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.
 17 Pues él, a la verdad, Aceptó la Exhortación; pero siendo también muy Solícito, de su propia iniciativa Partió hacia vosotros.
 18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuyo renombre en el evangelio se oye en todas las iglesias.
 19 Y no Sólo esto, sino que también ha sido designado por las iglesias como compañero de viaje, para llevar esta Expresión de generosidad que es administrada por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar nuestra solicitud,
 20 evitando que nadie nos desacredite con respecto a este abundante donativo que administramos.
 21 Porque procuramos que las cosas sean honestas, no Sólo delante del Señor, sino también delante de los hombres.
 22 Y enviamos con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado muchas veces; pero ahora mucho Màs, por la mucha confianza que tiene en vosotros.
 23 En cuanto a Tito, él es compañero Mío y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, ellos son mensajeros de las iglesias y gloria de Cristo.
 24 Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de nuestro amor y de nuestro motivo de orgullo respecto de vosotros.

viernes, 28 de enero de 2011

Perante Herodes

Herodes nunca havia se encontrado com Jesus, mas há muito desejava vê-Lo e testemunhar Seus maravilhosos milagres. Quando o Salvador foi conduzido à sua presença, a turba se agitou, acotovelando-se. Gritavam coisas diferentes produzindo um vozerio confuso. Herodes ordenou silêncio, pois desejava interrogar o prisioneiro. Comovido e curioso, olhou o rosto pálido de Jesus. Viu nele traços de profunda sabedoria e pureza. Estava convencido, assim como Pilatos, de que somente a maldade e a inveja eram os únicos motivos que levaram os judeus a acusá-Lo. Compeliu-O então Herodes a operar um de Seus milagres diante dele com a promessa de que o soltaria se assim fizesse. Deu ordens para que viessem pessoas paralíticas e deformadas para que Cristo as curasse. O Salvador, porém, manteve-Se impassível como se nada estivesse ouvindo ou vendo. O Filho de Deus havia assumido em Si mesmo a natureza humana e cumpria-Lhe agir como homem em idênticas circunstâncias. Entretanto, não operaria um milagre para meramente satisfazer a curiosidade ou salvar a Si mesmo da dor e humilhação a que homens em situações semelhantes teriam que se sujeitar. Seus acusadores tremeram quando Herodes pediu-Lhe um milagre. Uma das coisas que mais temiam era a manifestação do poder divino que já tinham presenciado em Cristo. Tal manifestação seria um golpe mortal em seus planos e talvez lhes custasse a própria vida. Por isso, irromperam em gritos, atribuindo os milagres de Jesus ao poder de Belzebu, o príncipe dos demônios. Coração Endurecido Alguns anos antes, Herodes ouvira os ensinos de João Batista e ficara profundamente impressionado; contudo, não abandonara sua vida de intemperança e pecado. Seu coração se endureceu mais e mais e, finalmente, em uma noite de orgia e bebedeira, ordenara que João fosse decapitado para agradar a perversa Herodias. Agora, achava-se mais endurecido ainda. Não pôde suportar o silêncio de Jesus. Uma sombra de ira e paixão pôde ser notada em seu rosto e, exasperado, ameaçou o Salvador que permaneceu imóvel, em silêncio. Cristo viera ao mundo para curar os sofredores. Pudesse Ele ter dito uma única palavra para curar as feridas das almas enfermas pelo pecado, não teria guardado silêncio. Mas nada tinha a dizer àqueles que pisariam a verdade sob seus pés profanos. Aquele ouvido que sempre estivera atento aos clamores da miséria humana, achava-se agora surdo à ordem de Herodes. Aquele coração, que sempre se comovia com o apelo do mais vil dos pecadores, fechou-se ao rei presunçoso que não sentia necessidade de um Salvador. Irado, Herodes voltou-se para a multidão e declarou Jesus um impostor. Mas Seus acusadores sabiam que não se tratava de nenhum impostor, posto que haviam presenciado muitos de Seus feitos poderosos. Então o rei começou a insultar e ridicularizar vergonhosamente o Filho de Deus. "Mas Herodes, juntamente com os da sua guarda, tratou-O com desprezo, e, escarnecendo dEle, fê-Lo vestir-Se de um manto aparatoso." Luc. 23:11. Ao notar o perverso rei que Jesus sofria em silêncio todas as injúrias, comoveu-se com um repentino receio de que não tinha diante de si um homem comum. Ficou perplexo com a idéia de que aquele prisioneiro pudesse ser alguma divindade que descera à Terra. Herodes não ousou confirmar a condenação de Jesus. Desejava livrar-se daquela terrível responsabilidade e então enviou-O de volta a Pilatos.

jueves, 27 de enero de 2011

Perante Pilatos

Após ter sido condenado pelos juízes do Sinédrio, Cristo foi levado à presença de Pilatos, governador romano, para que a sentença fosse confirmada e executada. Os sacerdotes judeus não podiam entrar na sala de julgamento de Pilatos. De acordo com as leis cerimoniais, tal ato os tornava imundos e os excluía da participação da festa da Páscoa. Em sua cegueira, não viam que Cristo era o verdadeiro Cordeiro da Páscoa e que ao rejeitá-Lo, a grande festa havia perdido seu significado. Quando Pilatos olhou para Jesus, notou nEle um homem de aspecto nobre e de porte digno. Em Seu semblante não havia nenhuma expressão de delito. Voltando-se para os sacerdotes, perguntou: "Que acusação trazeis contra Este homem?" João 18:29. Seus acusadores, que não desejavam entrar em pormenores, não estavam preparados para essa pergunta. Sabiam que não possuíam nenhuma evidência confiável para que o governador romano condenasse Jesus. Então suscitaram contra Ele falsas testemunhas que disseram: "Encontramos Este homem pervertendo a nossa nação, vedando pagar tributo a César e afirmando ser Ele o Cristo, o Rei." Luc. 23:2. Isso era mentira pois Cristo havia claramente sancionado o pagamento de tributo a César. Quando os escribas interrogaram-No sobre essa questão, tentando armar-Lhe uma cilada, respondeu: "Daí, pois, a César o que é de César e a Deus o que é de Deus." Mat. 22:21. Pilatos não se deixou enganar pelo depoimento das falsas testemunhas. Voltou-se para o Salvador e perguntou: "És Tu o Rei dos judeus? Respondeu-lhe Jesus: Tu o dizes." Mat. 27:11. Ao ouvirem essa resposta, Caifás e os que o acompanhavam apelaram para o testemunho que o próprio Pilatos acabava de ouvir dos lábios de Jesus, de que Ele era, de fato, culpado do crime de que O acusavam. Em altos brados, pediram Sua condenação à morte. Como Cristo nada respondesse aos seus acusadores, Pilatos Lhe disse: "Nada respondes? Vê quantas acusações Te fazem! Jesus, porém, não respondeu." Mar. 15:4 e 5. Pilatos estava perplexo. Não havia encontrado qualquer indício de crime em Jesus. E não confiava naqueles que O acusavam. O porte nobre e a conduta discreta do Salvador contrastavam diretamente com a exaltação e fúria de seus acusadores. Isso impressionou o governador a ponto de convencê-lo da inocência de Cristo. A Oportunidade de Pilatos. Esperando ouvir dEle a verdade, chamou-O para perto de si e perguntou: "És Tu o Rei dos judeus?" João 18:33. Cristo não respondeu diretamente a essa pergunta, mas devolveu-lhe outra pergunta: "Vem de ti mesmo esta pergunta ou to disseram outros a Meu respeito?" João 18:34. O Espírito de Deus estava operando no coração de Pilatos. A pergunta de Jesus tinha o objetivo de levá-lo a examinar mais profundamente seu coração. Pilatos entendeu o significado da pergunta e seu próprio coração abriu-se ante ele, sentindo a alma agitar-se pela convicção. Nesse momento, porém, um sentimento de orgulho apoderou-se dele, e voltando-se para Jesus, disseLhe: "Porventura, sou judeu? A Tua própria gente e os principais sacerdotes é que Te entregaram a mim. Que fizeste?" João 18:35. A grande oportunidade de Pilatos havia passado; contudo, Jesus desejava que o governador compreendesse que Ele não viera para ser um rei da Terra e por isso disse-lhe: "O Meu reino não é deste mundo. Se o Meu reino fosse deste mundo, os Meus ministros se empenhariam por Mim, para que não fosse Eu entregue aos judeus; mas agora o Meu reino não é daqui." João 18:36. "Então, Lhe disse Pilatos: Logo, Tu és Rei? Respondeu Jesus: Tu dizes que sou Rei. Eu para isso nasci e para isso vim ao mundo, a fim de dar testemunho da verdade. Todo aquele que é da verdade ouve a Minha voz." João 18:37.
Pilatos tinha desejo de conhecer a verdade. Sua mente estava confusa. Avidamente apanhou as palavras de Cristo e seu coração comoveu-se com o desejo de conhecer e obter a verdade. Então perguntou a Jesus: "Que é a verdade?" João 18:38. Mas não esperou pela resposta. Fora do tribunal, a turba chegou ao máximo da agitação e tumulto. Os sacerdotes clamavam por uma ação imediata e Pilatos teve que voltar-se para os interesses do momento. Dirigindo-se ao povo, declarou: "Eu não acho nEle crime algum." João 18:38. Essas palavras, vindas dos lábios de um juiz gentio, eram uma reprovação esmagadora da perfídia e falsidade dos príncipes de Israel que incriminavam o Salvador. Quando os sacerdotes e anciãos ouviram o juízo de Pilatos, sua decepção e fúria não conheceram limites. Há muito tempo haviam planejado e esperado por essa oportunidade. Quando viram que havia possibilidade de libertação de Jesus, estavam a ponto de dilacerá-Lo.Descontrolados e irracionais, prorromperam em terríveis imprecações, comportando-se como verdadeiros demônios. Aos gritos, denunciaram Pilatos, ameaçando-o de censura por parte do governo romano. Acusaram-no de recusar-se condenar alguém que eles afirmavam ter-se insurgido contra César. Então se puseram a clamar: "Ele alvoroça o povo, ensinando por toda a Judéia, desde a Galiléia, onde começou, até aqui." Luc. 23:5. Até ali Pilatos não havia pensado em condenar Jesus pois estava certo de Sua inocência. Mas quando ouviu que Cristo era da Galiléia, decidiu enviá-Lo a Herodes, o governador daquela província, o qual se encontrava então em Jerusalém. Através dessa manobra, Pilatos pensou em transferir a responsabilidade de suas mãos para as de Herodes. Jesus estava extenuado pela fome e exausto pela falta de sono. Além disso, sofria pelo tratamento cruel que havia recebido. Mesmo assim, Pilatos devolveu-O aos soldados e Ele foi arrastado entre os insultos e zombaria da impiedosa plebe.

miércoles, 26 de enero de 2011

A Tragédia de Judas

Há muito os príncipes judeus estavam ansiosos por prender Jesus, mas por receio de provocar um tumulto entre o povo, não ousavam fazê-Lo abertamente. Por isso buscaram alguém que pudesse traí-Lo secretamente e encontraram em Judas, um dos doze discípulos, a pessoa para praticar esse ato vil. Judas tinha naturalmente um forte amor pelo dinheiro mas não era corrupto e vil a ponto de praticar tal ato. Cultivou porém o espírito de avareza até que esse alcançou pleno domínio sobre sua vida, e agora, podia vender o seu Senhor por trinta moedas de prata, o preço de um escravo. Êxo. 21:28-32. Com um beijo traiu o Salvador no Getsêmani. Depois de entregá-Lo, seguiu cada passo do Filho de Deus, desde o jardim até o interrogatório diante dos príncipes do povo. Não acreditava que Jesus consentiria em ser morto por eles conforme O ameaçaram. A cada momento esperava vê-Lo libertado e protegido pelo poder divino, como havia sido no passado. Mas à medida que as horas passavam e Jesus Se submetia pacientemente a todas as injúrias e insultos, um terrível medo apossou-se do traidor levando-o a crer que, de fato, ele havia traído Seu Mestre para ser morto. Remorso Tardio. Quando o julgamento terminou, Judas não pôde suportar mais a tortura de uma consciência culpada. De repente, uma voz rouca ecoou no recinto provocando um calafrio de terror em todos os presentes: Ele é inocente. Poupa-O, Caifás. Nada fez para merecer a morte! (Mat. 27:3 e 4.) A figura alta de Judas foi vista abrindo caminho pelo meio da multidão chocada. Seu rosto estava pálido e desfigurado e grandes gotas de suor caíam-lhe da fronte. Avançando até o trono do julgamento, atirou aos pés do sumo sacerdote as trinta peças de prata, o preço da traição. Agarrou ansiosamente as vestes de Caifás e implorou-lhe que libertasse Jesus, pois nEle não havia nenhum crime. Caifás, porém, repeliu-o, dizendo: "Que nos importa? Isso é contigo." Mat. 27:4. Judas então lançou-se aos pés do Salvador. Confessou que Jesus era o Filho de Deus e implorou-Lhe que livrasse a Si mesmo de Seus inimigos. Jesus sabia que Judas não havia se arrependido verdadeiramente do seu ato. O falso discípulo temia a punição pelo que havia feito, mas não sentiu genuína tristeza por ter entregado o imaculado Filho de Deus. Mesmo assim, Jesus não lhe dirigiu nenhuma palavra de condenação. Olhou-o com piedade e disse: "Para isso nasci e para isso vim ao mundo." João 18:37. Um murmúrio de admiração correu pela multidão. Com espanto, presenciaram a longanimidade de Cristo para com Seu traidor. Quando Judas percebeu que suas súplicas não dariam resultado, saiu correndo da sala, gritando: "É tarde, é tarde demais!" Sentiu que não podia suportar a crucifixão de Jesus e, em desespero, foi e enforcou-se. Mais tarde, naquele mesmo dia, quando conduziam Jesus do tribunal de Pilatos ao Calvário, as zombarias e os insultos da turba vil foram interrompidos quando passaram por um lugar ermo e viram, junto a uma árvore seca, o corpo sem vida de Judas.Era um quadro repugnante. O peso do corpo havia rompido a corda e, ao cair, mutilara-se horrivelmente. Os cães agora o devoravam. Os restos foram imediatamente enterrados longe da vista de todos. A zombaria, porém, diminuiu e o rosto pálido de muitos revelava os fortes temores de seu íntimo. Parecia que a retribuição já começava a atingir os que eram culpados do sangue de Jesus. 

martes, 25 de enero de 2011

Perante Anás e Caifás

Jesus foi levado do Jardim do Getsêmani cercado pela turba que o vaiava. Movia-se com dificuldade pois Suas mãos estavam fortemente atadas e os soldados guardavam-No bem de perto. Primeiro foi levado à casa de Anás, o antigo sumo sacerdote cujo cargo havia sido ocupado por seu genro, Caifás. O ímpio Anás queria ser o primeiro a ver Jesus preso e tirar dEle provas que O levariam à condenação. Com essa intenção, interrogou o Salvador em relação aos Seus discípulos e ensinamentos. Cristo respondeu: "Eu tenho falado francamente ao mundo; ensinei continuamente tanto nas sinagogas como no templo, onde todos os judeus se
reúnem, e nada disse em oculto." João 18:20. Então, voltando-Se para o que O interrogava, disse: "Por que me interrogas? Pergunta aos que ouviram." João 18:21. Os próprios sacerdotes tinham enviado espiões para observar Cristo e relatar cada palavra que dizia. Através deles, sabiam tudo o que Cristo ensinava e fazia em cada reunião. Os espiões tentavam apanhá-Lo em Suas próprias palavras para que, desse modo, pudessem condená-Lo. Por isso o Salvador disse: "Pergunta aos que ouviram." João 18:21. Dirigi-vos aos vossos espiões. Eles ouviram o que Eu disse e podem contar-vos a respeito dos meus ensinos. As palavras de Jesus foram tão penetrantes e diretas que o sacerdote sentiu que o seu Prisioneiro conhecia suas intenções. Um dos servos de Anás, porém, sentindo que seu mestre não havia sido tratado com o devido respeito , bateu no rosto de Jesus, dizendo: "É assim que falas ao sumo sacerdote? Replicou-lhe Jesus: Se falei mal, dá testemunho do mal; mas, se falei bem, por que Me feres?" João 18:22 e 23. Jesus poderia ter convocado legiões de anjos celestes para vir em Seu auxílio; mas, era parte de Sua missão suportar, em Sua humanidade, todas as ofensas e insultos que os homens pudessem acumular sobre Ele. Julgamento Forjado. Da casa de Anás, o Salvador foi levado ao palácio de Caifás. Ele deveria ser interrogado pelo Sinédrio e enquanto seus membros eram convocados, Anás e Caifás O questionaram outra vez, mas não obtiveram vantagem sobre Ele. Quando os membros do Sinédrio estavam reunidos, Caifás tomou seu lugar de presidente, ladeado pelos juízes; diante deles, os soldados romanos guardavam o Salvador; atrás deles encontrava-se a turba acusadora. Caifás então ordenou que Jesus operasse um de Seus milagres diante de todos, mas o Salvador permanecendo em silêncio, não deu nenhum sinal de que tinha ouvido uma palavra sequer. Tivesse Ele respondido com um único olhar penetrante e cheio de autoridade tal qual lançara aos comerciantes no templo e toda aquela turba homicida fugiria imediatamente de Sua presença. Naquela época, os judeus estavam sob o domínio dos romanos e não eram autorizados a condenar ninguém à morte. O Sinédrio apenas examinava o prisioneiro e então transferia o julgamento para ser ratificado pelas autoridades romanas. Para cumprir seu ímpio propósito, deveriam encontrar alguma acusação contra o Salvador que fosse considerada como um ato criminoso pelo governador romano. Podiam assegurar que tinham suficientes evidências de que Cristo havia falado contra muitas tradições e ordenanças judaicas. Era fácil provar que Ele havia denunciado sacerdotes e escribas, chamando-os de hipócritas e assassinos, mas isso não seria motivo de condenação perante os romanos, pois eles mesmos odiavam a hipocrisia dos fariseus. Muitas acusações foram apresentadas contra Jesus mas ou as testemunhas não estavam de acordo, ou os depoimentos eram de
tal natureza que não seriam aceitos pelos romanos. Tentaram fazê-Lo falar, em resposta às acusações, mas Ele parecia não ouvi-los. O silêncio de Cristo naquele momento, já havia sido descrito pelo profeta Isaías: "Ele foi oprimido e humilhado, mas não abriu a boca; como cordeiro foi levado ao matadouro; e, como ovelha muda perante os seus tosquiadores, Ele não abriu a boca." Isa. 53:7. Os sacerdotes começaram a temer que não conseguiriam nenhuma prova convincente que pudesse levar Cristo à presença de Pilatos. Sentiam que uma última tentativa precisava ser feita. O sumo sacerdote apontou a mão para o Céu e dirigiu-se a Jesus, em forma de solene juramento: "Eu Te conjuro pelo Deus vivo que nos digas se Tu és o Cristo, o Filho de Deus." Mat. 26:63. O Salvador jamais negou Sua missão ou Seu relacionamento com o Pai. Podia calar-Se diante de um insulto, mas sempre falava aberta e decididamente quando Sua obra ou filiação divina eram questionadas. Todo ouvido inclinou-se para ouvir e todo olhar fixou-se nEle, quando respondeu: "Tu o disseste." Mat. 26:25. Segundo o costume da época, responder daquele modo significava "sim" ou "é tal qual disseste". Essa era a maneira de responder de modo mais enfático a uma resposta afirmativa. Uma luz celestial pareceu iluminar-Lhe o rosto pálido quando acrescentou: "Entretanto, Eu vos declaro que, desde agora, vereis o Filho do Homem assentado à direita do Todo-poderoso e vindo sobre as nuvens do céu." Mat. 26:64.Nessa declaração, o Salvador apresentou o reverso da cena que ali se desenrolava, apontando-lhes um tempo em que Ele ocupará a posição de Supremo Juiz do Céu e da Terra. Então estará assentado no trono do Pai e de Suas sentenças não haverá apelação. Diante de Seus ouvintes, trouxe uma visão daquele dia, quando, ao invés de sofrer abusos e escárnios da turba desordeira, virá nas nuvens do Céu com poder e grande glória. Legiões de anjos O escoltarão e então pronunciará a sentença contra Seus inimigos, achando-se entre eles a mesma turba que O acusava. Ao Jesus declarar-se Filho de Deus e Juiz do mundo, o sacerdote rasgou suas vestes, mostrando-se horrorizado. Ergueu as mãos para o Céu e disse: "Blasfemou! Que necessidade mais temos de testemunhas? Eis que ouvistes agora a blasfêmia! Que vos parece? Responderam eles: É réu de morte." Mat. 26:65 e 66. Segundo as leis judaicas, um prisioneiro não podia ser julgado à noite. Por isso, embora já condenado, deveria haver um outro julgamento durante o dia. Insultando o Criador Jesus foi levado, em seguida, para a sala da guarda onde sofreu escárnio e abuso dos soldados e da multidão. Ao amanhecer, foi Ele conduzido novamente à presença dos juízes onde a condenação definitiva foi pronunciada. Uma fúria satânica apossou-se dos líderes e do povo. A multidão urrava como feras selvagens. Arremeteram então contra Cristo, gritando: "Ele é culpado, matem-No!" Se os soldados romanos não estivessem presentes, eles O teriam feito em pedaços. Porém, a autoridade romana se interpôs, e, com a força das armas, reprimiu a violência do povo. Sacerdotes e príncipes misturaram-se à multidão e cobriram o Salvador de insultos. Vestiram-No com um manto surrado e bateram-Lhe no rosto, dizendo: "Profetiza-nos, Cristo, quem é que Te bateu!" Mat. 26:68. E havendo-O despido, cuspiram-Lhe no rosto. Os anjos de Deus registraram fielmente cada insulto, olhar, palavra e ato contra seu amado Comandante. Um dia aqueles homens vis que escarneceram e bateram no rosto pálido e sereno de Cristo, contemplarão esse mesmo rosto mais brilhante do que o Sol.