cristojesuselsalvador

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viernes, 31 de diciembre de 2010

JUAN 3

John  9

 1 Mientras pasaba Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento,
 2 y sus Discípulos le preguntaron diciendo: --Rabí, ¿quién Pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?
 3 Respondió Jesús: --No es que éste Pecó, ni tampoco sus padres. Al contrario, fue para que las obras de Dios se manifestaran en él.
 4 Me es preciso hacer las obras del que me Envió, mientras dure el Día. La noche viene cuando nadie puede trabajar.
 5 Mientras yo esté en el mundo, luz soy del mundo.
 6 Dicho esto, Escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y con el lodo Untó los ojos del ciego.
 7 Y le dijo: --Vé, Làvate en el estanque de Siloé--que significa enviado--. Por tanto fue, se Lavó y Regresó viendo.
 8 Entonces los vecinos y los que antes le Habían visto que era mendigo Decían: --¿No es éste el que se sentaba para mendigar?
 9 Unos Decían: --Este es. Y otros: --No. Pero se parece a él. El Decía: --Yo soy.
 10 Entonces le Decían: --¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
 11 El Respondió: --El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me Untó los ojos y me dijo: "Vé a Siloé y Làvate." Entonces cuando fui y me lavé, Recibí la vista.
 12 Y le dijeron: --¿Dónde Està él? El dijo: --No sé.
 13 Llevaron ante los fariseos al que antes era ciego,
 14 porque el Día en que Jesús hizo lodo y le Abrió los ojos era Sàbado.
 15 Entonces, los fariseos le volvieron a preguntar de qué manera Había recibido la vista, y les dijo: --El me puso lodo sobre los ojos; me lavé y veo.
 16 Entonces algunos de los fariseos Decían: --Este hombre no es de Dios, porque no guarda el Sàbado. Pero otros Decían: --¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales? Había una División entre ellos.
 17 Entonces volvieron a hablar al ciego: --Tú, ¿qué dices de él, puesto que te Abrió los ojos? Y él dijo: --Que es profeta.
 18 Los Judíos, pues, no Creían que él Había sido ciego y que Había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que Había recibido la vista,
 19 y les preguntaron diciendo: --¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros Decís que Nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?
 20 Respondieron sus padres y dijeron: --Sabemos que éste es nuestro hijo y que Nació ciego.
 21 Pero Cómo ve ahora, no sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Edad tiene; preguntadle a él, y él Hablarà por su cuenta.
 22 Sus padres dijeron esto porque Tenían miedo de los Judíos, porque ya los Judíos Habían acordado que si alguno confesara que Jesús era el Cristo, fuera expulsado de la sinagoga.
 23 Por esta Razón dijeron sus padres: "Edad tiene; preguntadle a él."
 24 Así que por segunda vez llamaron al hombre que Había sido ciego y le dijeron: --¡Da gloria a Dios! Nosotros sabemos que este hombre es pecador.
 25 Entonces él Respondió: --Si es pecador, no lo sé. Una cosa sé: que habiendo sido ciego, ahora veo.
 26 Luego le dijeron: --¿Qué te hizo? ¿Cómo te Abrió los ojos?
 27 Les Contestó: --Ya os dije, y no escuchasteis. ¿Por qué lo queréis Oír otra vez? ¿Acaso queréis también vosotros haceros sus Discípulos?
 28 Entonces le ultrajaron y dijeron: --¡Tú eres Discípulo de él! ¡Pero nosotros somos Discípulos de Moisés!
 29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado por Moisés, pero éste, no sabemos de Dónde sea.
 30 Respondió el hombre y les dijo: --¡Pues en esto Sí tenemos una cosa maravillosa! Que vosotros no Sepàis de Dónde es, y a Mí me Abrió los ojos.
 31 Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ése oye.
 32 Desde la eternidad nunca se Oyó que alguien abriese los ojos de uno que Había nacido ciego.
 33 Si éste no procediera de Dios, no Podría hacer nada.
 34 Le contestaron diciendo: --Tú naciste sumido en pecado, ¿y Tú quieres enseñarnos a nosotros? Y lo echaron fuera.
 35 Jesús Oyó que lo Habían echado fuera; y cuando lo Halló, le dijo: --¿Crees Tú en el Hijo del Hombre?
 36 El Respondió y dijo: --Señor, ¿quién es, para que yo crea en él?
 37 Jesús le dijo: --Le has visto, y el que habla contigo, él es.
 38 Y dijo: --¡Creo, Señor! Y le Adoró.
 39 Y dijo Jesús: --Para juicio yo he venido a este mundo; para que vean los que no ven, y los que ven sean hechos ciegos.
 40 Al Oír esto, algunos de los fariseos que estaban con él le dijeron: --¿Acaso somos nosotros también ciegos?
 41 Les dijo Jesús: --Si fuerais ciegos, no Tendríais pecado; pero ahora porque Decís: "Vemos", vuestro pecado permanece.

 John  10

 1 "De cierto, de cierto os digo que el que no entra al redil de las ovejas por la puerta, sino que sube por otra parte, ése es Ladrón y asaltante.
 2 Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
 3 A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce afuera.
 4 Y cuando saca fuera a todas las suyas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
 5 Pero al extraño Jamàs Seguiràn; Màs bien, Huiràn de él, porque no conocen la voz de los extraños."
 6 Jesús les dijo esta figura, pero ellos no entendieron qué era lo que les Decía.
 7 Entonces Jesús les Habló de nuevo: "De cierto, de cierto os digo que yo soy la puerta de las ovejas.
 8 Todos los que vinieron antes de Mí eran ladrones y asaltantes, pero las ovejas no les oyeron.
 9 Yo soy la puerta. Si alguien entra por Mí, Serà salvo; Entrarà, Saldrà y Hallarà pastos.
 10 El Ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor pone su vida por las ovejas.
 12 Pero el asalariado, que no es el pastor, y a quien no le pertenecen las ovejas, ve que viene el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo arrebata y esparce las ovejas.
 13 Huye porque es asalariado, y a él no le importan las ovejas.
 14 Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las Mías me conocen.
 15 Como el Padre me conoce, yo también conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
 16 "También tengo otras ovejas que no son de este redil. A ellas también me es necesario traer, y Oiràn mi voz. Así Habrà un solo rebaño y un solo pastor.
 17 Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
 18 Nadie me la quita, sino que yo la pongo de Mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento Recibí de mi Padre."
 19 Hubo División otra vez entre los Judíos a causa de estas palabras,
 20 y muchos de ellos Decían: --Demonio tiene y Està fuera de Sí. ¿Por qué le Escuchàis?
 21 Otros Decían: --Estas palabras no son las de un endemoniado. ¿Podrà un demonio abrir los ojos de los ciegos?
 22 Se celebraba entonces la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Era invierno,
 23 y Jesús andaba en el templo por el Pórtico de Salomón.
 24 Entonces le rodearon los Judíos y le dijeron: --¿Hasta Cuàndo nos Tendràs en suspenso? Si Tú eres el Cristo, Dínoslo abiertamente.
 25 Jesús les Contestó: --Os lo he dicho, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de Mí.
 26 Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.
 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.
 28 Yo les doy vida eterna, y no Pereceràn Jamàs, y nadie las Arrebatarà de mi mano.
 29 Mi Padre que me las ha dado, es mayor que todos; y nadie las puede arrebatar de las manos del Padre.
 30 Yo y el Padre una cosa somos.
 31 Los Judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
 32 Jesús les Respondió: --Muchas buenas obras os he mostrado de parte del Padre. ¿Por Cuàl de estas obras me Apedreàis?
 33 Los Judíos le respondieron: --No te apedreamos por obra buena, sino por blasfemia y porque Tú, siendo hombre, te haces Dios.
 34 Jesús les Respondió: --¿No Està escrito en vuestra ley, "Yo dije: Sois dioses"?
 35 Si dijo "dioses" a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser anulada),
 36 ¿Decís vosotros: "Tú blasfemas" a quien el Padre Santificó y Envió al mundo, porque dije: "Soy Hijo de Dios"?
 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me Creàis.
 38 Pero si las hago, aunque a Mí no me Creàis, creed a las obras; para que Conozcàis y Creàis que el Padre Està en Mí, y yo en el Padre.
 39 Procuraban otra vez tomarle preso, pero él se Salió de las manos de ellos.
 40 Y Volvió al otro lado del Jordàn al lugar donde al principio Juan Había estado bautizando, y se Quedó Allí.
 41 Y muchos fueron a él y Decían: "Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad."
 42 Y muchos creyeron en él Allí.

 John  11

 1 Estaba entonces enfermo un hombre llamado Làzaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta.
 2 María era la que Ungió al Señor con perfume y Secó sus pies con sus cabellos. Y Làzaro, que estaba enfermo, era su hermano.
 3 Entonces sus hermanas enviaron para decir a Jesús: "Señor, he Aquí el que amas Està enfermo."
 4 Al Oírlo, Jesús dijo: --Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios; para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
 5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Làzaro.
 6 Cuando Oyó, pues, que estaba enfermo, se Quedó Aún dos Días Màs en el lugar donde estaba;
 7 y luego, después de esto, dijo a sus Discípulos: --Vamos a Judea otra vez.
 8 Le dijeron sus Discípulos: --Rabí, hace poco los Judíos procuraban apedrearte, ¿y otra vez vas Allà?
 9 Respondió Jesús: --¿No tiene el Día doce horas? Si uno camina de Día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo.
 10 Pero si uno camina de noche, tropieza porque no hay luz en él.
 11 Habiendo dicho estas cosas después les dijo: --Nuestro amigo Làzaro duerme, pero voy para despertarlo.
 12 Entonces dijeron sus Discípulos: --Señor, si duerme, se Sanarà.
 13 Sin embargo, Jesús Había dicho esto de la muerte de Làzaro, pero ellos pensaron que hablaba del reposo del sueño.
 14 Así que, luego Jesús les dijo claramente: --Làzaro ha muerto;
 15 y a causa de vosotros me alegro de que yo no haya estado Allà, para que Creàis. Pero vayamos a él.
 16 Entonces Tomàs, que se llamaba Dídimo, dijo a sus Condiscípulos: --Vamos también nosotros, para que muramos con él.
 17 Cuando Llegó Jesús, Halló que Hacía ya cuatro Días que Làzaro estaba en el sepulcro.
 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios,
 19 y muchos de los Judíos Habían venido a Marta y a María para consolarlas por su hermano.
 20 Entonces cuando Oyó que Jesús Venía, Marta Salió a encontrarle, pero María se Quedó sentada en casa.
 21 Marta dijo a Jesús: --Señor, si hubieses estado Aquí, mi hermano no Habría muerto.
 22 Pero ahora también sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo Darà.
 23 Jesús le dijo: --Tu hermano Resucitarà.
 24 Marta le dijo: --Yo sé que Resucitarà en la Resurrección en el Día final.
 25 Jesús le dijo: --Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en Mí, aunque muera, Vivirà.
 26 Y todo aquel que vive y cree en Mí no Morirà para siempre. ¿Crees esto?
 27 Le dijo: --Sí, Señor; yo he Creído que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que Había de venir al mundo.
 28 Y cuando hubo dicho esto, fue y Llamó en secreto a su hermana María, diciendo: --El Maestro Està Aquí y te llama.
 29 Ella, cuando lo Oyó, se Levantó de prisa y fue a donde él estaba;
 30 pues Jesús Todavía no Había llegado a la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le Había encontrado.
 31 Entonces, los Judíos que estaban en la casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se Levantó de prisa y Salió, la siguieron, porque pensaban que iba al sepulcro a llorar Allí.
 32 Luego, cuando María Llegó al lugar donde estaba Jesús y le vio, se Postró a sus pies diciéndole: --Señor, si hubieras estado Aquí, no Habría muerto mi hermano.
 33 Entonces Jesús, al verla llorando y al ver a los Judíos que Habían venido junto con ella también llorando, se Conmovió en Espíritu y se Turbó.
 34 Y dijo: --¿Dónde le habéis puesto? Le dijeron: --Señor, ven y ve.
 35 Jesús Lloró.
 36 Entonces dijeron los Judíos: --Mirad Cómo le amaba.
 37 Pero algunos de ellos dijeron: --¿No Podía éste, que Abrió los ojos al ciego, hacer también que Làzaro no muriese?
 38 Jesús, conmovido otra vez dentro de Sí, fue al sepulcro. Era una cueva y Tenía puesta una piedra contra la entrada.
 39 Jesús dijo: --Quitad la piedra. Marta, la hermana del que Había muerto, le dijo: --Señor, hiede ya, porque tiene cuatro Días.
 40 Jesús le dijo: --¿No te dije que si crees Veràs la gloria de Dios?
 41 Luego quitaron la piedra, y Jesús Alzó los ojos arriba y dijo: --Padre, te doy gracias porque me Oíste.
 42 Yo Sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que Està alrededor, para que crean que Tú me has enviado.
 43 Habiendo dicho esto, Llamó a gran voz: --¡Làzaro, ven fuera!
 44 Y el que Había estado muerto Salió, atados los pies y las manos con vendas y su cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: --Desatadle y dejadle ir.
 45 Muchos de los Judíos que Habían venido a María y Habían visto lo que Había hecho Jesús, creyeron en él.
 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús Había hecho.
 47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron al Sanedrín y Decían: --¿Qué hacemos? Pues este hombre hace muchas señales.
 48 Si le dejamos seguir Así, todos Creeràn en él; y Vendràn los romanos y Destruiràn nuestro lugar y nuestra Nación.
 49 Entonces uno de ellos, Caifàs, que era sumo sacerdote en aquel año, les dijo: --Vosotros no sabéis nada;
 50 ni Consideràis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo, y no que perezca toda la Nación.
 51 Pero esto no lo dijo de Sí mismo; sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, Profetizó que Jesús Había de morir por la Nación;
 52 y no solamente por la Nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban esparcidos.
 53 Así que, desde aquel Día resolvieron matarle.
 54 Por lo tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los Judíos, sino que se fue de Allí a la Región que Està junto al desierto, a una ciudad que se llama Efraín; y estaba Allí con sus Discípulos.
 55 Ya estaba Próxima la Pascua de los Judíos, y muchos subieron de esa Región a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse.
 56 Buscaban a Jesús y se Decían unos a otros, estando en el templo: --¿Qué os parece? ¿Que tal vez ni venga a la fiesta?
 57 Los principales sacerdotes y los fariseos Habían dado órdenes de que si alguno supiese Dónde estaba, lo informara para que le tomaran preso.

 John  12

 1 Seis Días antes de la Pascua, Llegó Jesús a Betania, donde estaba Làzaro, a quien Jesús Resucitó de entre los muertos.
 2 Le hicieron Allí una cena. Marta Servía, y Làzaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.
 3 Entonces María, habiendo Traído una libra de perfume de nardo puro de mucho valor, Ungió los pies de Jesús y los Limpió con sus cabellos. Y la casa se Llenó con el olor del perfume.
 4 Pero uno de sus Discípulos, Judas Iscariote, el que estaba por entregarle, dijo:
 5 --¿Por qué no fue vendido este perfume por trescientos denarios y dado a los pobres?
 6 Pero dijo esto, no porque le importaban los pobres, sino porque era Ladrón, y teniendo la bolsa a su cargo Sustraía de lo que se echaba en ella.
 7 Entonces Jesús dijo: --Déjala. Para el Día de mi sepultura ha guardado esto.
 8 Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a Mí, no siempre me tendréis.
 9 Entonces mucha gente de los Judíos se Enteró de que él estaba Allí; y fueron, no Sólo por causa de Jesús, sino también para ver a Làzaro, a quien él Había resucitado de entre los muertos.
 10 Pero los principales sacerdotes resolvieron matar también a Làzaro,
 11 porque por causa de él muchos de los Judíos se apartaban y Creían en Jesús.
 12 Al Día siguiente, cuando oyeron que Jesús Venía a Jerusalén, la gran multitud que Había venido a la fiesta
 13 Tomó ramas de palmera y Salió a recibirle, y le aclamaban a gritos: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!"
 14 Habiendo encontrado Jesús un borriquillo, Montó sobre él, como Està escrito:
 15 No temas, hija de Sion. ¡He Aquí tu Rey viene, sentado sobre una Cría de asna!
 16 Sus Discípulos no entendieron estas cosas al principio. Pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y que estas cosas le hicieron a él.
 17 La gente que estaba con él daba testimonio de cuando Llamó a Làzaro del sepulcro y le Resucitó de entre los muertos.
 18 Por esto también la multitud Salió a recibirle, porque oyeron que él Había hecho esta señal.
 19 Entonces los fariseos dijeron entre Sí: --Ved que nada Ganàis. ¡He Aquí, el mundo se va tras él!
 20 Había ciertos griegos entre los que Habían subido a adorar en la fiesta.
 21 Ellos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban diciendo: --Señor, quisiéramos ver a Jesús.
 22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés. Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.
 23 Y Jesús les Respondió diciendo: --Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.
 24 De cierto, de cierto os digo que a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
 25 El que ama su vida, la pierde; pero el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la Guardarà.
 26 Si alguno me sirve, Sígame; y donde yo estoy, Allí también Estarà mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le Honrarà.
 27 Ahora Està turbada mi alma. ¿Qué diré: "Padre, Sàlvame de esta hora"? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora!
 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: "¡Ya lo he glorificado y lo glorificaré otra vez!"
 29 La multitud que estaba presente y Escuchó, Decía que Había sido un trueno. Otros Decían: --¡Un àngel le ha hablado!
 30 Jesús Respondió y dijo: --No ha venido esta voz por causa Mía, sino por causa vuestra.
 31 Ahora es el juicio de este mundo. Ahora Serà echado fuera el Príncipe de este mundo.
 32 Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a Mí mismo.
 33 Esto Decía dando a entender de qué muerte Había de morir.
 34 Entonces la gente le Respondió: --Nosotros hemos Oído que, Según la ley, el Cristo permanece para siempre. ¿Y Cómo es que Tú dices: "Es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado"? ¿Quién es este Hijo del Hombre?
 35 Entonces Jesús les dijo: --Aún por un poco de tiempo Està la luz entre vosotros. Andad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas. Porque el que anda en tinieblas no sabe a Dónde va.
 36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que Seàis hijos de luz. Estas cosas Habló Jesús, y al apartarse, se Escondió de ellos.
 37 Pero a pesar de haber hecho tantas señales delante de ellos, no Creían en él;
 38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías que dijo: Señor, ¿quién ha Creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?
 39 Por eso no Podían creer, porque Isaías dijo en otra Ocasión:
 40 El ha cegado los ojos de ellos y Endureció su Corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el Corazón, ni se conviertan, y yo los sane.
 41 Estas cosas dijo Isaías porque vio su gloria y Habló acerca de él.
 42 No obstante, aun de entre los dirigentes, muchos creyeron en él, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
 43 Porque amaron la gloria de los hombres Màs que la gloria de Dios.
 44 Pero Jesús Alzó la voz y dijo: "El que cree en Mí, no cree en Mí, sino en el que me Envió;
 45 y el que me ve a Mí, ve al que me Envió.
 46 Yo he venido al mundo como luz, para que todo aquel que cree en Mí no permanezca en las tinieblas.
 47 Si alguien oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.
 48 El que me desecha y no recibe mis palabras tiene quien le juzgue: La palabra que he hablado le Juzgarà en el Día final.
 49 Porque yo no hablé por Mí mismo; sino que el Padre que me Envió, él me ha dado mandamiento de qué he de decir y de qué he de hablar.
 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así que, lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me ha hablado."

jueves, 30 de diciembre de 2010

Dias de Conflito

Os mestres judeus haviam estabelecido muitas regras para o povo e exigiam deles a prática de muitas coisas que Deus não havia ordenado. Até mesmo as crianças tinham que aprender e obedecer tais regras. Jesus, porém, não procurou aprender o que os rabis ensinavam. Ele cuidava em não falar desrespeitosamente desses professores, mas estudava as Escrituras e obedecia às leis de Deus. Com freqüência era repreendido por não proceder como os outros meninos. Então mostrava pela Bíblia o que era correto. Jesus empenhava-se continuamente em tornar os outros felizes. Como era tão cortês e amável, os rabinos esperavam que um dia Ele se sujeitasse aos seus ensinos. Porém, não foi assim. Quando pressionado a obedecer às suas regras, Ele mostrava o que a Bíblia ensinava. Tudo o que ela dissesse, Ele estaria disposto a obedecer. Tal atitude irritava os mestres. Sabiam que suas regras eram contrárias à Bíblia, todavia, exigiam que Jesus obedecesse a elas. Como não o fizesse, foram queixar-se a Seus pais. José e Maria achavam que os rabinos eram pessoas boas e Jesus sofreu pressões, as quais foram difíceis de suportar. Os irmãos de Jesus tomaram o partido dos rabinos. As palavras desses mestres, diziam eles, devem ser acatadas como a Palavra de Deus. E reprovavam Jesus por colocar-se acima dos líderes do povo. Os rabinos julgavam-se superiores aos demais homens e não se associavam com pessoas comuns. Desprezavam os pobres e os ignorantes. Até mesmos os doentes e sofredores eram deixados sem esperança e conforto. A Bondade em Pessoa Jesus mostrava um amorável interesse por todos. Tentava ajudar a qualquer pessoa que encontrava. Não tinha muito dinheiro para dar, mas freqüentemente deixava de Se alimentar para poder ajudar os outros. Quando seus irmãos falavam duramente com os pobres e desamparados, Jesus ia até eles e lhes dirigia palavras de bondade e encorajamento. Aos sedentos e famintos, sempre lhes trazia um copo de água fria e, com freqüência, repartia com eles seu próprio alimento. Tudo isso desagradava Seus irmãos. Eles O ameaçavam e tentavam aterrorizá-Lo, mas Jesus não abandonava Sua posição firme, fazendo o que Deus havia ordenado.
Muitas foram as provações e tentações de Jesus. Satanás vivia em seu encalço, procurando vencê-Lo. Se Jesus praticasse um único ato errado, ou se dissesse uma palavra impaciente, não poderia ter sido nosso Salvador, e então o mundo inteiro se perderia. Satanás sabia disso, e era por esse motivo que tentava tão tenazmente levar Jesus a pecar. O Salvador era guardado constantemente por anjos celestiais, porém Sua vida foi uma luta constante contra os poderes das trevas. Nenhum de nós jamais enfrentará tentações tão ferozes como as que sofreu. Mas a cada tentação, respondia: "Está escrito." Mat. 4:4. Não reprovava as más ações de seus irmãos, mas mostrava-lhes o que Deus havia dito. Nazaré era uma aldeia ímpia, e as crianças e jovens tentavam levar Jesus nos seus maus caminhos. Ele era inteligente e alegre, por isso apreciavam Sua companhia. Mas Seus princípios piedosos provocavam-nos à ira. Freqüentemente ao se recusar participar de algum ato proibido, Ele era chamado de covarde. Várias vezes zombaram dEle por se mostrar zeloso até nas pequenas coisas. A tudo respondia: "Está escrito." Mat. 4:4. "O temor do Senhor é a sabedoria, e o apartar-se do mal é o entendimento." Jó 28:28. Amar o mal é amar a morte porque "o salário do pecado é a morte". Rom. 6:23. Jesus não reivindicava Seus direitos. Quando maltratado, suportava com paciência. Por ser tão disposto e resignado, não raro, tornavam seu trabalho desnecessariamente mais difícil. Mesmo assim, não desanimava, porque sabia que podia contar com o sorriso do Seu Pai celestial. Um Jovem de Oração. Passava as horas mais felizes quando estava a sós com Deus em meio à Natureza. Ao terminar o Seu trabalho, apreciava ir aos campos para meditar nos vales verdejantes ou para orar a Deus nas montanhas, ou ainda, em meio às árvores da floresta. Ouvia o gorjeio dos pássaros, cantando ao seu Criador e Sua voz unia-se à deles em alegres cânticos de louvor e agradecimento. Saudava cada manhã cantando hinos de louvor. O romper da alva encontrava-O sempre em algum lugar sossegado, meditando em Deus, orando ou lendo a Bíblia. Dessas horas tranqüilas, voltava para casa e assumia seus deveres diários a fim de dar um exemplo de paciente labor. Onde quer que estivesse, Sua presença parecia trazer os anjos para perto. Todas as pessoas sentiam a influência de Sua vida pura e santa . Íntegro e puro, caminhava entre os negligentes, os rudes, os intratáveis, entre os coletores de impostos desonestos, entre os pródigos perdulários, entre os samaritanos injustos, entre os soldados pagãos, entre os camponeses rudes. Distribuía palavras de simpatia aqui e ali. Quando encontrava alguém curvado sob os fardos da vida, aliviava-lhes o peso, repetindo as lições que havia aprendido da Natureza, do amor, da amabilidade e da bondade de Deus. Ensinava-lhes a olhar para si mesmos como portadores de preciosos talentos que, se corretamente usados, lhes dariam riquezas eternas. Por Seu próprio exemplo, ensinou que cada momento é importante e deve ser empregado em alguma atividade útil. Jamais considerou o ser humano de pouco valor, ao contrário, sempre tentou encorajar os mais rudes e pouco promissores. Dizia-lhes que Deus os amava como Seus filhos e que podiam tornar-se semelhantes a Ele no caráter. Assim, desde os mais tenros anos da infância, Jesus trabalhou em favor dos outros. Ninguém podia fazê-Lo desistir desse

trabalho, nem os preparados doutores, nem seus próprios irmãos. Com um propósito sincero, cumpriu o propósito de Sua vida, pois Ele devia ser a luz do mundo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

JUAN 2

John  6

 1 Después de esto fue Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, o sea de Tiberias,
 2 y le Seguía una gran multitud, porque Veían las señales que Hacía en los enfermos.
 3 Jesús Subió a un monte y se Sentó Allí con sus Discípulos.
 4 Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.
 5 Cuando Jesús Alzó los ojos y vio que se le acercaba una gran multitud, dijo a Felipe: --¿De Dónde compraremos pan para que coman éstos?
 6 Pero Decía esto para probarle, porque Jesús Sabía lo que iba a hacer.
 7 Felipe le Respondió: --Doscientos denarios de pan no bastan, para que cada uno de ellos reciba un poco.
 8 Uno de sus Discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
 9 --Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescaditos. Pero, ¿qué es esto para tantos?
 10 Entonces Jesús dijo: --Haced recostar a la gente. Había mucha hierba en aquel lugar. Se recostaron, pues, como cinco mil hombres.
 11 Entonces Jesús Tomó los panes, y habiendo dado gracias, los Repartió entre los que estaban recostados. De igual manera Repartió de los pescados, cuanto Querían.
 12 Cuando fueron saciados, dijo a sus Discípulos: --Recoged los pedazos que han quedado, para que no se pierda nada.
 13 Recogieron, pues, y llenaron doce canastas de pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que Habían comido.
 14 Entonces, cuando los hombres vieron la señal que Jesús Había hecho, Decían: --¡Verdaderamente, éste es el profeta que ha de venir al mundo!
 15 Como Jesús Entendió que iban a venir para tomarle por la fuerza y hacerle rey, se Retiró de nuevo al monte, él solo.
 16 Cuando Anochecía, sus Discípulos descendieron al mar,
 17 y entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Ya Había oscurecido, y Jesús Todavía no Había venido a ellos.
 18 Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento.
 19 Entonces, cuando Habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar y Acercàndose a la barca, y tuvieron miedo.
 20 Pero él les dijo: --¡Yo soy; no Temàis!
 21 Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca Llegó a la tierra a donde iban.
 22 Al Día siguiente, la multitud que Había estado al otro lado del mar se dio cuenta de que no Había habido Allí sino una sola barca, y que Jesús no Había entrado en la barca con sus Discípulos, sino que éstos se Habían ido solos.
 23 (Sin embargo, de Tiberias Habían llegado otras barcas cerca del lugar donde Habían comido el pan después que el Señor Había dado gracias.)
 24 Entonces, cuando la multitud vio que Jesús no estaba Allí ni tampoco sus Discípulos, ellos entraron en las barcas y fueron a Capernaúm buscando a Jesús.
 25 Cuando le hallaron al otro lado del mar, le preguntaron: --Rabí, ¿Cuàndo llegaste Acà?
 26 Jesús les Respondió diciendo: --De cierto, de cierto os digo que me Buscàis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis de los panes y os saciasteis.
 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, que el Hijo del Hombre os Darà; porque en éste, Dios el Padre ha puesto su sello.
 28 Entonces le dijeron: --¿Qué haremos para realizar las obras de Dios?
 29 Respondió Jesús y les dijo: --Esta es la obra de Dios: que Creàis en aquel que él ha enviado.
 30 Entonces le dijeron: --¿Qué señal, pues, haces Tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces?
 31 Nuestros padres comieron el Manà en el desierto, como Està escrito: Pan del cielo les dio a comer.
 32 Por tanto Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que no os ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
 33 Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al mundo.
 34 Le dijeron: --Señor, danos siempre este pan.
 35 Jesús les dijo: --Yo soy el pan de vida. El que a Mí viene nunca Tendrà hambre, y el que en Mí cree no Tendrà sed Jamàs.
 36 Pero os he dicho que me habéis visto, y no creéis.
 37 Todo lo que el Padre me da Vendrà a Mí; y al que a Mí viene, Jamàs lo echaré fuera.
 38 Porque yo he descendido del cielo, no para hacer la voluntad Mía, sino la voluntad del que me Envió.
 39 Y ésta es la voluntad del que me Envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el Día final.
 40 Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que mira al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el Día final.
 41 Entonces los Judíos murmuraban de él porque Había dicho: "Yo soy el pan que Descendió del cielo."
 42 Y Decían: --¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora dice: "He descendido del cielo"?
 43 Jesús Respondió y les dijo: --No murmuréis Màs entre vosotros.
 44 Nadie puede venir a Mí, a menos que el Padre que me Envió lo traiga; y yo lo resucitaré en el Día final.
 45 Està escrito en los Profetas: Y Seràn todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oye y aprende del Padre viene a Mí.
 46 No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que proviene de Dios, éste ha visto al Padre.
 47 De cierto, de cierto os digo: El que cree tiene vida eterna.
 48 Yo soy el pan de vida.
 49 Vuestros padres comieron el Manà en el desierto y murieron.
 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él no muera.
 51 Yo soy el pan vivo que Descendió del cielo; si alguno come de este pan, Vivirà para siempre. El pan que yo daré por la vida del mundo es mi carne.
 52 Entonces los Judíos Contendían entre Sí, diciendo: --¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
 53 Y Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el Día final.
 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí, y yo en él.
 57 Así como me Envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me come también Vivirà por Mí.
 58 Este es el pan que Descendió del cielo. No como los padres que comieron y murieron, el que come de este pan Vivirà para siempre.
 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaúm.
 60 Entonces, al Oírlo, muchos de sus Discípulos dijeron: --Dura es esta palabra; ¿quién la puede Oír?
 61 Sabiendo Jesús en Sí mismo que sus Discípulos murmuraban de esto, les dijo: --¿Esto os escandaliza?
 62 ¿Y si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba primero?
 63 El Espíritu es el que da vida; la carne no aprovecha para nada. Las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida.
 64 Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Pues desde el principio Jesús Sabía quiénes eran los que no Creían y quién le Había de entregar,
 65 y Decía: --Por esta Razón os he dicho que nadie puede venir a Mí, a menos que le haya sido concedido por el Padre.
 66 Desde entonces, muchos de sus Discípulos volvieron Atràs, y ya no andaban con él.
 67 Entonces Jesús dijo a los doce: --¿Queréis acaso iros vosotros también?
 68 Le Respondió Simón Pedro: --Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
 69 Y nosotros hemos Creído y conocido que Tú eres el Santo de Dios.
 70 Jesús les Respondió: --¿No os Escogí yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?
 71 Hablaba de Judas hijo de Simón Iscariote; porque éste, siendo uno de los doce, estaba por entregarlo.

 John  7

 1 Después de esto, andaba Jesús por Galilea. No Quería andar por Judea, porque los Judíos le buscaban para matarlo.
 2 Estaba Próxima la fiesta de los Tabernàculos de los Judíos.
 3 Por tanto, le dijeron sus hermanos: --Sal de Aquí y vete a Judea, para que también tus Discípulos vean las obras que haces.
 4 Porque nadie que procura darse a conocer hace algo en oculto. Puesto que haces estas cosas, manifiéstate al mundo.
 5 Pues ni aun sus hermanos Creían en él.
 6 Entonces Jesús les dijo: --Mi tiempo no ha llegado Todavía, pero vuestro tiempo siempre Està a la mano.
 7 El mundo no puede aborreceros a vosotros; pero a Mí me aborrece porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas.
 8 Subid vosotros a la fiesta. Yo no subo Todavía a esta fiesta, porque mi tiempo Aún no se ha cumplido.
 9 Habiendo dicho esto, él se Quedó en Galilea.
 10 Pero cuando sus hermanos Habían subido a la fiesta, entonces él también Subió, no abiertamente sino en secreto.
 11 Los Judíos le buscaban en la fiesta y Decían: --¿Dónde Està aquél?
 12 Había una gran Murmuración acerca de él entre las multitudes. Unos Decían: "Es bueno." Pero otros Decían: "No, sino que engaña a la gente."
 13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él, por miedo de los Judíos.
 14 Cuando ya Había pasado la mitad de la fiesta, Subió Jesús al templo y enseñaba.
 15 Entonces los Judíos se asombraban diciendo: --¿Cómo sabe éste de letras, sin haber estudiado?
 16 Por tanto, Jesús les Respondió y dijo: --Mi doctrina no es Mía, sino de aquel que me Envió.
 17 Si alguien quiere hacer su voluntad, Conocerà si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.
 18 El que habla de Sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le Envió, éste es verdadero, y en él no hay injusticia.
 19 ¿No os dio Moisés la Ley? Y ninguno de vosotros la cumple. ¿Por qué Buscàis matarme?
 20 La multitud Respondió: --Demonio tienes. ¿Quién busca matarte?
 21 Jesús Respondió y les dijo: --Una sola obra hice, y todos os Asombràis.
 22 Por esto Moisés os dio la Circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en Sàbado Circuncidàis al hombre.
 23 Si el hombre recibe la Circuncisión en Sàbado a fin de que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os Enojàis conmigo porque en Sàbado sané a un hombre por completo?
 24 No juzguéis Según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
 25 Decían entonces algunos de Jerusalén: --¿No es éste a quien buscan para matarle?
 26 ¡He Aquí, habla Públicamente, y no le dicen nada! ¿Serà que los principales realmente han reconocido que él es el Cristo?
 27 Pero éste, sabemos de Dónde es; pero cuando venga el Cristo, nadie Sabrà de Dónde sea.
 28 Entonces Jesús Alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo: --A Mí me conocéis y sabéis de Dónde soy. Y yo no he venido por Mí mismo; Màs bien, el que me Envió, a quien vosotros no conocéis, es verdadero.
 29 Yo le conozco, porque de él provengo, y él me Envió.
 30 Entonces procuraban prenderle, pero nadie puso su mano sobre él, porque Todavía no Había llegado su hora.
 31 Muchos del pueblo creyeron en él y Decían: "Cuando venga el Cristo, ¿Harà Màs señales que las que hizo éste?"
 32 Los fariseos oyeron que la multitud murmuraba estas cosas acerca de él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para tomarlo preso.
 33 Entonces dijo Jesús: --Todavía estaré con vosotros un poco de tiempo; luego iré al que me Envió.
 34 Me buscaréis y no me hallaréis, y a donde yo estaré vosotros no podréis ir.
 35 Entonces los Judíos se Decían entre Sí: --¿A Dónde se ha de ir éste, que nosotros no le hallemos? ¿Acaso ha de ir a la Dispersión entre los griegos para enseñar a los griegos?
 36 ¿Qué significa este dicho que dijo: "Me buscaréis y no me hallaréis, y no podréis ir a donde yo estaré"?
 37 Pero en el último y gran Día de la fiesta, Jesús se puso de pie y Alzó la voz diciendo: --Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba.
 38 El que cree en Mí, como dice la Escritura, Ríos de agua viva Correràn de su interior.
 39 Esto dijo acerca del Espíritu que Habían de recibir los que creyeran en él, pues Todavía no Había sido dado el Espíritu, porque Jesús Aún no Había sido glorificado.
 40 Entonces, cuando algunos de la multitud oyeron estas palabras, Decían: "¡Verdaderamente, éste es el profeta!"
 41 Otros Decían: "Este es el Cristo." Pero otros Decían: "¿De Galilea Habrà de venir el Cristo?
 42 ¿No dice la Escritura que el Cristo Vendrà de la descendencia de David y de la aldea de Belén, de donde era David?"
 43 Así que Había Disensión entre la gente por causa de él.
 44 Algunos de ellos Querían tomarlo preso, pero ninguno le Echó mano.
 45 Luego los guardias regresaron a los principales sacerdotes y a los fariseos, y ellos les dijeron: --¿Por qué no le trajisteis?
 46 Los guardias respondieron: --¡Nunca Habló hombre alguno Así!
 47 Entonces los fariseos les respondieron: --¿Serà posible que vosotros también Hayàis sido engañados?
 48 ¿Habrà Creído en él alguno de los principales o de los fariseos?
 49 Pero esta gente que no conoce la ley es maldita.
 50 Nicodemo, el que fue a Jesús al principio y que era uno de ellos, les dijo:
 51 --¿Juzga nuestra ley a un hombre si primero no se le oye y se entiende qué hace?
 52 Le respondieron y dijeron: --¿Eres Tú también de Galilea? Escudriña y ve que de Galilea no se levanta Ningún profeta.
 53 Y se fue cada uno a su casa.

 John  8

 1 Pero Jesús se fue al monte de los Olivos,
 2 y muy de mañana Volvió al templo. Todo el pueblo Venía a él, y sentado les enseñaba.
 3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
 4 le dijeron: --Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el mismo acto de adulterio.
 5 Ahora bien, en la ley Moisés nos Mandó apedrear a las tales. Tú, pues, ¿qué dices?
 6 Esto Decían para probarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, Escribía en la tierra con el dedo.
 7 Pero como insistieron en preguntarle, se Enderezó y les dijo: --El de vosotros que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
 8 Al inclinarse hacia abajo otra vez, Escribía en tierra.
 9 Pero cuando lo oyeron, Salían uno por uno, comenzando por los Màs viejos. Sólo quedaron Jesús y la mujer, que estaba en medio.
 10 Entonces Jesús se Enderezó y le Preguntó: --Mujer, ¿Dónde Estàn? ¿Ninguno te ha condenado?
 11 Y ella dijo: --Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: --Ni yo te condeno. Vete y desde ahora no peques Màs.
 12 Jesús les Habló otra vez a los fariseos diciendo: --Yo soy la luz del mundo. El que me sigue nunca Andarà en tinieblas, sino que Tendrà la luz de la vida.
 13 Entonces los fariseos le dijeron: --Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
 14 Jesús Respondió y les dijo: --Aun si yo doy testimonio de Mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de Dónde vine y a Dónde voy. Pero vosotros no sabéis de Dónde vengo ni a Dónde voy.
 15 Vosotros Juzgàis Según la carne, pero yo no juzgo a nadie.
 16 Y aun si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me Envió.
 17 En vuestra ley Està escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
 18 Yo soy el que doy testimonio de Mí mismo, y el Padre que me Envió también da testimonio de Mí.
 19 Entonces le Decían: --¿Dónde Està tu Padre? Respondió Jesús: --Ni a Mí me conocéis, ni a mi Padre. Si a Mí me hubierais conocido, a mi Padre también Habríais conocido.
 20 Estas palabras Habló Jesús enseñando en el templo en el lugar de las ofrendas; y nadie le Prendió, porque Todavía no Había llegado su hora.
 21 Luego Jesús les dijo otra vez: --Yo me voy, y me buscaréis; pero en vuestro pecado moriréis. A donde yo voy, vosotros no podéis ir.
 22 Entonces los Judíos Decían: --¿Serà posible que se Habrà de matar a Sí mismo? Pues dice: "A donde yo voy, vosotros no podéis ir."
 23 El les Decía: --Vosotros sois de abajo; yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo; yo no soy de este mundo.
 24 Por esto os dije que moriréis en vuestros pecados; porque a menos que Creàis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
 25 Así que le Decían: --Tú, ¿quién eres? Entonces Jesús les dijo: --Lo mismo que os vengo diciendo desde el principio.
 26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros. Pero el que me Envió es verdadero; y yo, lo que he Oído de parte de él, esto hablo al mundo.
 27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
 28 Entonces Jesús les dijo: --Cuando Hayàis levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de Mí mismo; sino que estas cosas hablo, Así como el Padre me Enseñó.
 29 Porque el que me Envió, conmigo Està. El Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.
 30 Mientras él Decía estas cosas, muchos creyeron en él.
 31 Por tanto, Jesús Decía a los Judíos que Habían Creído en él: --Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis Discípulos;
 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os Harà libres.
 33 Le respondieron: --Somos descendientes de Abraham y Jamàs hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: "Llegaréis a ser libres"?
 34 Jesús les Respondió: --De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado.
 35 El esclavo no permanece en la casa para siempre; el Hijo Sí queda para siempre.
 36 Así que, si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.
 37 Sé que sois descendientes de Abraham; no obstante, Procuràis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.
 38 Yo hablo de lo que he visto estando con el Padre, y vosotros hacéis lo que habéis Oído de parte de vuestro padre.
 39 Respondieron y le dijeron: --Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: --Puesto que sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
 40 Pero ahora Procuràis matarme, hombre que os he hablado la verdad que Oí de parte de Dios. ¡Esto no lo hizo Abraham!
 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: --Nosotros no hemos nacido de Fornicación. Tenemos un solo padre, Dios.
 42 Entonces Jesús les dijo: --Si Dios fuera vuestro padre, me Amaríais; porque yo he salido y he venido de Dios. Yo no he venido por Mí mismo, sino que él me Envió.
 43 ¿Por qué no comprendéis lo que digo? Porque no podéis Oír mi palabra.
 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y queréis satisfacer los deseos de vuestro padre. El era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla, porque es mentiroso y padre de mentira.
 45 Pero a Mí, porque os digo la verdad, no me creéis.
 46 ¿Quién de vosotros me halla culpable de pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Por esta Razón vosotros no las Escuchàis, porque no sois de Dios.
 48 Respondieron los Judíos y le dijeron: --¿No decimos bien nosotros que Tú eres samaritano y que tienes demonio?
 49 Respondió Jesús: --Yo no tengo demonio. Màs bien, honro a mi Padre, pero vosotros me Deshonràis.
 50 Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga.
 51 De cierto, de cierto os digo que si alguno guarda mi palabra, nunca Verà la muerte para siempre.
 52 Entonces los Judíos le dijeron: --¡Ahora sabemos que tienes demonio! Abraham Murió, y también los profetas; y Tú dices: "Si alguno guarda mi palabra, nunca Gustarà muerte para siempre."
 53 ¿Eres Tú acaso mayor que nuestro padre Abraham quien Murió, o los profetas quienes también murieron? ¿Quién pretendes ser?
 54 Respondió Jesús: --Si yo me glorifico a Mí mismo, mi gloria no es nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros Decís: "Es nuestro Dios."
 55 Y vosotros no le conocéis. Pero yo Sí le conozco. Si digo que no le conozco, seré mentiroso como vosotros. Pero le conozco y guardo su palabra.
 56 Abraham, vuestro padre, se Regocijó de ver mi Día. El lo vio y se Gozó.
 57 Entonces le dijeron los Judíos: --Aún no tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
 58 Les dijo Jesús: --De cierto, de cierto os digo que antes que Abraham existiera, Yo Soy.
 59 Entonces tomaron piedras para Arrojàrselas, pero Jesús se Ocultó y Salió del templo.