Cap.- 7 El apocalipticismo judío
Un apocalipsis es una obra literaria, que narra revelaciones celestes a través de símbolos que suele interpretar un ser sobrehumano. Puede tratar tanto de un proceso histórico que apunta a una pronta salvación escatológica (tras una última etapa de intensas tribulaciones), como de las realidades celestes en referencia a nuestro mundo. Hay que distinguir, pues, apocalíptica y escatología. La literatura apocalíptica es propia de disconformes con la situación dominante en su tiempo. El apocalipticismo es mentalidad de oprimidos esperanzados en una próxima intervención de Dios a su favor.
El apocalipticismo judío es una nueva visión de la historia mundana concebida como proceso cerrado frente al Reino de Dios venidero. Aunque hay quienes han destacado su raigambre sapiencial, es más bien una prosecución de la profecía clásica: algunos de sus temas distintivos están ya en Is, y Ez le proporciona su repertorio expresivo de visiones y símbolos. Los apocalípticos toman de la profecía su aspecto de predicción del futuro y, más aún, su función de amonestación a la perseverancia en medio de una crisis, con el consuelo de una mirada de esperanza más allá de la historia. Trasmiten su mensaje en un cuadro narrativo de tipo hagádico combinando diversas formas literarias. Los autores apocalípticos, serían de los doctos del pueblo (maskilim), también herederos de tradiciones sapienciales con intereses especulativos y místicos, dentro del sector, amplio y heterogéneo de los piadosos (hasidim). Buscan inspirar confianza y, por ello, suelen dar cauce a su carisma con el recurso a la pseudonimia.
Rasgos del género literario apocalíptico (y su llamativa mezcla de formas literarias) son la pseudonimia (recurso literario muy difundido y que expresaba un sentido genuino de la tradición), el lenguaje simbólico (necesario para describir realidades trascendentes, un presente comprometedor y un futuro elusivo), un gran desarrollo de la narración de visiones (que tiene precedentes bíblicos y depende mucho de Ez l), que a veces implican ascensiones celestes. Uno de los rasgos más significativos es la mirada sobre la historia en forma futura (el autor real narra la historia pasada como predicción del remoto autor pseudónimo).
Características de la mentalidad apocalíptica son el dualismo (que no es teológico ni metafísico, sino moral e histórico, y, en definitiva, escatológico). El rechazo radical del mundo presente se expresa en el pesimismo apocalíptico, que culmina en la representación de la soberanía de Satán sobre un mundo moralmente degenerado y físicamente envejecido, hasta que una catástrofe cósmica dé paso al mundo futuro. Aunque también aparece la idea de un preludio del futuro trascendente en el mundo presente trasformado (milenarismo). Trazo vinculante de estas ideas es un providencialismo extremado: un determinismo (que salvaguarda la inalterable soberanía de Dios, cuya presciencia fundamenta el conocimiento apocalíptico). La mirada a la creación y a la historia conducen a un universalismo. La apelación a la propia responsabilidad acentúa un individualismo.
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