cristojesuselsalvador

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

JUAN 2

John  6

 1 Después de esto fue Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, o sea de Tiberias,
 2 y le Seguía una gran multitud, porque Veían las señales que Hacía en los enfermos.
 3 Jesús Subió a un monte y se Sentó Allí con sus Discípulos.
 4 Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.
 5 Cuando Jesús Alzó los ojos y vio que se le acercaba una gran multitud, dijo a Felipe: --¿De Dónde compraremos pan para que coman éstos?
 6 Pero Decía esto para probarle, porque Jesús Sabía lo que iba a hacer.
 7 Felipe le Respondió: --Doscientos denarios de pan no bastan, para que cada uno de ellos reciba un poco.
 8 Uno de sus Discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
 9 --Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescaditos. Pero, ¿qué es esto para tantos?
 10 Entonces Jesús dijo: --Haced recostar a la gente. Había mucha hierba en aquel lugar. Se recostaron, pues, como cinco mil hombres.
 11 Entonces Jesús Tomó los panes, y habiendo dado gracias, los Repartió entre los que estaban recostados. De igual manera Repartió de los pescados, cuanto Querían.
 12 Cuando fueron saciados, dijo a sus Discípulos: --Recoged los pedazos que han quedado, para que no se pierda nada.
 13 Recogieron, pues, y llenaron doce canastas de pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que Habían comido.
 14 Entonces, cuando los hombres vieron la señal que Jesús Había hecho, Decían: --¡Verdaderamente, éste es el profeta que ha de venir al mundo!
 15 Como Jesús Entendió que iban a venir para tomarle por la fuerza y hacerle rey, se Retiró de nuevo al monte, él solo.
 16 Cuando Anochecía, sus Discípulos descendieron al mar,
 17 y entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Ya Había oscurecido, y Jesús Todavía no Había venido a ellos.
 18 Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento.
 19 Entonces, cuando Habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar y Acercàndose a la barca, y tuvieron miedo.
 20 Pero él les dijo: --¡Yo soy; no Temàis!
 21 Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca Llegó a la tierra a donde iban.
 22 Al Día siguiente, la multitud que Había estado al otro lado del mar se dio cuenta de que no Había habido Allí sino una sola barca, y que Jesús no Había entrado en la barca con sus Discípulos, sino que éstos se Habían ido solos.
 23 (Sin embargo, de Tiberias Habían llegado otras barcas cerca del lugar donde Habían comido el pan después que el Señor Había dado gracias.)
 24 Entonces, cuando la multitud vio que Jesús no estaba Allí ni tampoco sus Discípulos, ellos entraron en las barcas y fueron a Capernaúm buscando a Jesús.
 25 Cuando le hallaron al otro lado del mar, le preguntaron: --Rabí, ¿Cuàndo llegaste Acà?
 26 Jesús les Respondió diciendo: --De cierto, de cierto os digo que me Buscàis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis de los panes y os saciasteis.
 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, que el Hijo del Hombre os Darà; porque en éste, Dios el Padre ha puesto su sello.
 28 Entonces le dijeron: --¿Qué haremos para realizar las obras de Dios?
 29 Respondió Jesús y les dijo: --Esta es la obra de Dios: que Creàis en aquel que él ha enviado.
 30 Entonces le dijeron: --¿Qué señal, pues, haces Tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces?
 31 Nuestros padres comieron el Manà en el desierto, como Està escrito: Pan del cielo les dio a comer.
 32 Por tanto Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que no os ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
 33 Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al mundo.
 34 Le dijeron: --Señor, danos siempre este pan.
 35 Jesús les dijo: --Yo soy el pan de vida. El que a Mí viene nunca Tendrà hambre, y el que en Mí cree no Tendrà sed Jamàs.
 36 Pero os he dicho que me habéis visto, y no creéis.
 37 Todo lo que el Padre me da Vendrà a Mí; y al que a Mí viene, Jamàs lo echaré fuera.
 38 Porque yo he descendido del cielo, no para hacer la voluntad Mía, sino la voluntad del que me Envió.
 39 Y ésta es la voluntad del que me Envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el Día final.
 40 Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que mira al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el Día final.
 41 Entonces los Judíos murmuraban de él porque Había dicho: "Yo soy el pan que Descendió del cielo."
 42 Y Decían: --¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora dice: "He descendido del cielo"?
 43 Jesús Respondió y les dijo: --No murmuréis Màs entre vosotros.
 44 Nadie puede venir a Mí, a menos que el Padre que me Envió lo traiga; y yo lo resucitaré en el Día final.
 45 Està escrito en los Profetas: Y Seràn todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oye y aprende del Padre viene a Mí.
 46 No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que proviene de Dios, éste ha visto al Padre.
 47 De cierto, de cierto os digo: El que cree tiene vida eterna.
 48 Yo soy el pan de vida.
 49 Vuestros padres comieron el Manà en el desierto y murieron.
 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él no muera.
 51 Yo soy el pan vivo que Descendió del cielo; si alguno come de este pan, Vivirà para siempre. El pan que yo daré por la vida del mundo es mi carne.
 52 Entonces los Judíos Contendían entre Sí, diciendo: --¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
 53 Y Jesús les dijo: --De cierto, de cierto os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el Día final.
 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
 56 El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí, y yo en él.
 57 Así como me Envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me come también Vivirà por Mí.
 58 Este es el pan que Descendió del cielo. No como los padres que comieron y murieron, el que come de este pan Vivirà para siempre.
 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaúm.
 60 Entonces, al Oírlo, muchos de sus Discípulos dijeron: --Dura es esta palabra; ¿quién la puede Oír?
 61 Sabiendo Jesús en Sí mismo que sus Discípulos murmuraban de esto, les dijo: --¿Esto os escandaliza?
 62 ¿Y si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba primero?
 63 El Espíritu es el que da vida; la carne no aprovecha para nada. Las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida.
 64 Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Pues desde el principio Jesús Sabía quiénes eran los que no Creían y quién le Había de entregar,
 65 y Decía: --Por esta Razón os he dicho que nadie puede venir a Mí, a menos que le haya sido concedido por el Padre.
 66 Desde entonces, muchos de sus Discípulos volvieron Atràs, y ya no andaban con él.
 67 Entonces Jesús dijo a los doce: --¿Queréis acaso iros vosotros también?
 68 Le Respondió Simón Pedro: --Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
 69 Y nosotros hemos Creído y conocido que Tú eres el Santo de Dios.
 70 Jesús les Respondió: --¿No os Escogí yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?
 71 Hablaba de Judas hijo de Simón Iscariote; porque éste, siendo uno de los doce, estaba por entregarlo.

 John  7

 1 Después de esto, andaba Jesús por Galilea. No Quería andar por Judea, porque los Judíos le buscaban para matarlo.
 2 Estaba Próxima la fiesta de los Tabernàculos de los Judíos.
 3 Por tanto, le dijeron sus hermanos: --Sal de Aquí y vete a Judea, para que también tus Discípulos vean las obras que haces.
 4 Porque nadie que procura darse a conocer hace algo en oculto. Puesto que haces estas cosas, manifiéstate al mundo.
 5 Pues ni aun sus hermanos Creían en él.
 6 Entonces Jesús les dijo: --Mi tiempo no ha llegado Todavía, pero vuestro tiempo siempre Està a la mano.
 7 El mundo no puede aborreceros a vosotros; pero a Mí me aborrece porque yo doy testimonio de él, que sus obras son malas.
 8 Subid vosotros a la fiesta. Yo no subo Todavía a esta fiesta, porque mi tiempo Aún no se ha cumplido.
 9 Habiendo dicho esto, él se Quedó en Galilea.
 10 Pero cuando sus hermanos Habían subido a la fiesta, entonces él también Subió, no abiertamente sino en secreto.
 11 Los Judíos le buscaban en la fiesta y Decían: --¿Dónde Està aquél?
 12 Había una gran Murmuración acerca de él entre las multitudes. Unos Decían: "Es bueno." Pero otros Decían: "No, sino que engaña a la gente."
 13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él, por miedo de los Judíos.
 14 Cuando ya Había pasado la mitad de la fiesta, Subió Jesús al templo y enseñaba.
 15 Entonces los Judíos se asombraban diciendo: --¿Cómo sabe éste de letras, sin haber estudiado?
 16 Por tanto, Jesús les Respondió y dijo: --Mi doctrina no es Mía, sino de aquel que me Envió.
 17 Si alguien quiere hacer su voluntad, Conocerà si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.
 18 El que habla de Sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le Envió, éste es verdadero, y en él no hay injusticia.
 19 ¿No os dio Moisés la Ley? Y ninguno de vosotros la cumple. ¿Por qué Buscàis matarme?
 20 La multitud Respondió: --Demonio tienes. ¿Quién busca matarte?
 21 Jesús Respondió y les dijo: --Una sola obra hice, y todos os Asombràis.
 22 Por esto Moisés os dio la Circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en Sàbado Circuncidàis al hombre.
 23 Si el hombre recibe la Circuncisión en Sàbado a fin de que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os Enojàis conmigo porque en Sàbado sané a un hombre por completo?
 24 No juzguéis Según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
 25 Decían entonces algunos de Jerusalén: --¿No es éste a quien buscan para matarle?
 26 ¡He Aquí, habla Públicamente, y no le dicen nada! ¿Serà que los principales realmente han reconocido que él es el Cristo?
 27 Pero éste, sabemos de Dónde es; pero cuando venga el Cristo, nadie Sabrà de Dónde sea.
 28 Entonces Jesús Alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo: --A Mí me conocéis y sabéis de Dónde soy. Y yo no he venido por Mí mismo; Màs bien, el que me Envió, a quien vosotros no conocéis, es verdadero.
 29 Yo le conozco, porque de él provengo, y él me Envió.
 30 Entonces procuraban prenderle, pero nadie puso su mano sobre él, porque Todavía no Había llegado su hora.
 31 Muchos del pueblo creyeron en él y Decían: "Cuando venga el Cristo, ¿Harà Màs señales que las que hizo éste?"
 32 Los fariseos oyeron que la multitud murmuraba estas cosas acerca de él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para tomarlo preso.
 33 Entonces dijo Jesús: --Todavía estaré con vosotros un poco de tiempo; luego iré al que me Envió.
 34 Me buscaréis y no me hallaréis, y a donde yo estaré vosotros no podréis ir.
 35 Entonces los Judíos se Decían entre Sí: --¿A Dónde se ha de ir éste, que nosotros no le hallemos? ¿Acaso ha de ir a la Dispersión entre los griegos para enseñar a los griegos?
 36 ¿Qué significa este dicho que dijo: "Me buscaréis y no me hallaréis, y no podréis ir a donde yo estaré"?
 37 Pero en el último y gran Día de la fiesta, Jesús se puso de pie y Alzó la voz diciendo: --Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba.
 38 El que cree en Mí, como dice la Escritura, Ríos de agua viva Correràn de su interior.
 39 Esto dijo acerca del Espíritu que Habían de recibir los que creyeran en él, pues Todavía no Había sido dado el Espíritu, porque Jesús Aún no Había sido glorificado.
 40 Entonces, cuando algunos de la multitud oyeron estas palabras, Decían: "¡Verdaderamente, éste es el profeta!"
 41 Otros Decían: "Este es el Cristo." Pero otros Decían: "¿De Galilea Habrà de venir el Cristo?
 42 ¿No dice la Escritura que el Cristo Vendrà de la descendencia de David y de la aldea de Belén, de donde era David?"
 43 Así que Había Disensión entre la gente por causa de él.
 44 Algunos de ellos Querían tomarlo preso, pero ninguno le Echó mano.
 45 Luego los guardias regresaron a los principales sacerdotes y a los fariseos, y ellos les dijeron: --¿Por qué no le trajisteis?
 46 Los guardias respondieron: --¡Nunca Habló hombre alguno Así!
 47 Entonces los fariseos les respondieron: --¿Serà posible que vosotros también Hayàis sido engañados?
 48 ¿Habrà Creído en él alguno de los principales o de los fariseos?
 49 Pero esta gente que no conoce la ley es maldita.
 50 Nicodemo, el que fue a Jesús al principio y que era uno de ellos, les dijo:
 51 --¿Juzga nuestra ley a un hombre si primero no se le oye y se entiende qué hace?
 52 Le respondieron y dijeron: --¿Eres Tú también de Galilea? Escudriña y ve que de Galilea no se levanta Ningún profeta.
 53 Y se fue cada uno a su casa.

 John  8

 1 Pero Jesús se fue al monte de los Olivos,
 2 y muy de mañana Volvió al templo. Todo el pueblo Venía a él, y sentado les enseñaba.
 3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
 4 le dijeron: --Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el mismo acto de adulterio.
 5 Ahora bien, en la ley Moisés nos Mandó apedrear a las tales. Tú, pues, ¿qué dices?
 6 Esto Decían para probarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, Escribía en la tierra con el dedo.
 7 Pero como insistieron en preguntarle, se Enderezó y les dijo: --El de vosotros que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
 8 Al inclinarse hacia abajo otra vez, Escribía en tierra.
 9 Pero cuando lo oyeron, Salían uno por uno, comenzando por los Màs viejos. Sólo quedaron Jesús y la mujer, que estaba en medio.
 10 Entonces Jesús se Enderezó y le Preguntó: --Mujer, ¿Dónde Estàn? ¿Ninguno te ha condenado?
 11 Y ella dijo: --Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: --Ni yo te condeno. Vete y desde ahora no peques Màs.
 12 Jesús les Habló otra vez a los fariseos diciendo: --Yo soy la luz del mundo. El que me sigue nunca Andarà en tinieblas, sino que Tendrà la luz de la vida.
 13 Entonces los fariseos le dijeron: --Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
 14 Jesús Respondió y les dijo: --Aun si yo doy testimonio de Mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de Dónde vine y a Dónde voy. Pero vosotros no sabéis de Dónde vengo ni a Dónde voy.
 15 Vosotros Juzgàis Según la carne, pero yo no juzgo a nadie.
 16 Y aun si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me Envió.
 17 En vuestra ley Està escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
 18 Yo soy el que doy testimonio de Mí mismo, y el Padre que me Envió también da testimonio de Mí.
 19 Entonces le Decían: --¿Dónde Està tu Padre? Respondió Jesús: --Ni a Mí me conocéis, ni a mi Padre. Si a Mí me hubierais conocido, a mi Padre también Habríais conocido.
 20 Estas palabras Habló Jesús enseñando en el templo en el lugar de las ofrendas; y nadie le Prendió, porque Todavía no Había llegado su hora.
 21 Luego Jesús les dijo otra vez: --Yo me voy, y me buscaréis; pero en vuestro pecado moriréis. A donde yo voy, vosotros no podéis ir.
 22 Entonces los Judíos Decían: --¿Serà posible que se Habrà de matar a Sí mismo? Pues dice: "A donde yo voy, vosotros no podéis ir."
 23 El les Decía: --Vosotros sois de abajo; yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo; yo no soy de este mundo.
 24 Por esto os dije que moriréis en vuestros pecados; porque a menos que Creàis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
 25 Así que le Decían: --Tú, ¿quién eres? Entonces Jesús les dijo: --Lo mismo que os vengo diciendo desde el principio.
 26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros. Pero el que me Envió es verdadero; y yo, lo que he Oído de parte de él, esto hablo al mundo.
 27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
 28 Entonces Jesús les dijo: --Cuando Hayàis levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de Mí mismo; sino que estas cosas hablo, Así como el Padre me Enseñó.
 29 Porque el que me Envió, conmigo Està. El Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.
 30 Mientras él Decía estas cosas, muchos creyeron en él.
 31 Por tanto, Jesús Decía a los Judíos que Habían Creído en él: --Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis Discípulos;
 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os Harà libres.
 33 Le respondieron: --Somos descendientes de Abraham y Jamàs hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: "Llegaréis a ser libres"?
 34 Jesús les Respondió: --De cierto, de cierto os digo que todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado.
 35 El esclavo no permanece en la casa para siempre; el Hijo Sí queda para siempre.
 36 Así que, si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.
 37 Sé que sois descendientes de Abraham; no obstante, Procuràis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.
 38 Yo hablo de lo que he visto estando con el Padre, y vosotros hacéis lo que habéis Oído de parte de vuestro padre.
 39 Respondieron y le dijeron: --Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: --Puesto que sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
 40 Pero ahora Procuràis matarme, hombre que os he hablado la verdad que Oí de parte de Dios. ¡Esto no lo hizo Abraham!
 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: --Nosotros no hemos nacido de Fornicación. Tenemos un solo padre, Dios.
 42 Entonces Jesús les dijo: --Si Dios fuera vuestro padre, me Amaríais; porque yo he salido y he venido de Dios. Yo no he venido por Mí mismo, sino que él me Envió.
 43 ¿Por qué no comprendéis lo que digo? Porque no podéis Oír mi palabra.
 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y queréis satisfacer los deseos de vuestro padre. El era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla, porque es mentiroso y padre de mentira.
 45 Pero a Mí, porque os digo la verdad, no me creéis.
 46 ¿Quién de vosotros me halla culpable de pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
 47 El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Por esta Razón vosotros no las Escuchàis, porque no sois de Dios.
 48 Respondieron los Judíos y le dijeron: --¿No decimos bien nosotros que Tú eres samaritano y que tienes demonio?
 49 Respondió Jesús: --Yo no tengo demonio. Màs bien, honro a mi Padre, pero vosotros me Deshonràis.
 50 Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga.
 51 De cierto, de cierto os digo que si alguno guarda mi palabra, nunca Verà la muerte para siempre.
 52 Entonces los Judíos le dijeron: --¡Ahora sabemos que tienes demonio! Abraham Murió, y también los profetas; y Tú dices: "Si alguno guarda mi palabra, nunca Gustarà muerte para siempre."
 53 ¿Eres Tú acaso mayor que nuestro padre Abraham quien Murió, o los profetas quienes también murieron? ¿Quién pretendes ser?
 54 Respondió Jesús: --Si yo me glorifico a Mí mismo, mi gloria no es nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros Decís: "Es nuestro Dios."
 55 Y vosotros no le conocéis. Pero yo Sí le conozco. Si digo que no le conozco, seré mentiroso como vosotros. Pero le conozco y guardo su palabra.
 56 Abraham, vuestro padre, se Regocijó de ver mi Día. El lo vio y se Gozó.
 57 Entonces le dijeron los Judíos: --Aún no tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
 58 Les dijo Jesús: --De cierto, de cierto os digo que antes que Abraham existiera, Yo Soy.
 59 Entonces tomaron piedras para Arrojàrselas, pero Jesús se Ocultó y Salió del templo.

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