cristojesuselsalvador

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martes, 7 de diciembre de 2010

MARCOS 2

Mark  5

 1 Fueron a la otra orilla del mar a la Región de los gadarenos.
 2 Apenas salido él de la barca, de repente le Salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con Espíritu inmundo.
 3 Este Tenía su morada entre los sepulcros. Y nadie Podía atarle ni siquiera con cadenas,
 4 ya que muchas veces Había sido atado con grillos y cadenas, pero él Había hecho pedazos las cadenas y desmenuzado los grillos. Y nadie lo Podía dominar.
 5 Continuamente, de Día y de noche, andaba entre los sepulcros y por las montañas, gritando e hiriéndose con piedras.
 6 Cuando vio a Jesús desde lejos, Corrió y le Adoró.
 7 Y clamando a gran voz dijo: --¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
 8 Pues Jesús le Decía: --Sal de este hombre, Espíritu inmundo.
 9 Y le Preguntó: --¿Cómo te llamas? Y le dijo: --Me llamo Legión, porque somos muchos.
 10 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella Región.
 11 Allí cerca de la montaña estaba paciendo un gran hato de cerdos.
 12 Y le rogaron diciendo: --Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.
 13 Jesús les dio permiso. Y los Espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, y el hato se Lanzó al mar por un despeñadero, como dos mil cerdos, y se ahogaron en el mar.
 14 Los que apacentaban los cerdos huyeron y dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y fueron para ver qué era lo que Había acontecido.
 15 Llegaron a Jesús y vieron al endemoniado que Había tenido la Legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
 16 Los que lo Habían visto les contaron qué Había acontecido al endemoniado y lo de los cerdos,
 17 y ellos comenzaron a implorar a Jesús que saliera de sus territorios.
 18 Y mientras él entraba en la barca, el que Había sido Poseído por el demonio le rogaba que le dejase estar con él.
 19 Pero Jesús no se lo Permitió, sino que le dijo: --Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales Cuàn grandes cosas ha hecho el Señor por ti, y Cómo tuvo misericordia de ti.
 20 El se fue y Comenzó a proclamar en Decàpolis Cuàn grandes cosas Jesús Había hecho por él, y todos se maravillaban.
 21 Cuando Jesús Había cruzado de nuevo en la barca a la otra orilla, se Congregó alrededor de él una gran multitud. Y él estaba junto al mar.
 22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo. Cuando le vio, se Postró a sus pies
 23 y le Imploró mucho diciendo: --Mi hijita Està agonizando. ¡Ven! Pon las manos sobre ella para que sea salva, y viva.
 24 Jesús fue con él. Y le Seguía una gran multitud, y le apretujaban.
 25 Había una mujer que Sufría de hemorragia desde Hacía doce años.
 26 Había sufrido mucho de muchos médicos y Había gastado todo lo que Tenía, y de nada le Había aprovechado; Màs bien, iba de mal en peor.
 27 Cuando Oyó hablar de Jesús, vino por Detràs de él entre la multitud y Tocó su manto,
 28 porque ella pensaba: "Si Sólo toco su manto, seré sanada."
 29 Al instante, se Secó la fuente de su sangre y Sintió en su cuerpo que ya estaba sana de aquel azote.
 30 De pronto Jesús, reconociendo dentro de Sí que Había salido poder de él, volviéndose a la multitud dijo: --¿Quién me ha tocado el manto?
 31 Sus Discípulos le dijeron: --Ves la multitud que te apretuja, y preguntas: "¿Quién me Tocó?"
 32 El miraba alrededor para ver a la que Había hecho esto.
 33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella Había sido hecho, fue y se Postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
 34 El le dijo: --Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sanada de tu azote.
 35 Mientras él Aún hablaba, vinieron de la casa del principal de la sinagoga, diciendo: --Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestas Màs al Maestro?
 36 Pero Jesús, sin hacer caso a esta palabra que se Decía, dijo al principal de la sinagoga: --No temas; Sólo cree.
 37 Y no Permitió que nadie le acompañara, sino Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo.
 38 Llegaron a la casa del principal de la sinagoga, y él vio el alboroto y los que lloraban y lamentaban mucho.
 39 Y al entrar, les dijo: --¿Por qué hacéis alboroto y Lloràis? La niña no ha muerto, sino que duerme.
 40 Ellos se burlaban de él. Pero él los Sacó a todos y Tomó al padre y a la madre de la niña y a los que estaban con él, y Entró a donde estaba la niña.
 41 Tomó la mano de la niña y le dijo: --Talita, cumi--que traducido es: Niña, a ti te digo, Levàntate--.
 42 Y en seguida la niña se Levantó y andaba, pues Tenía doce años. Y quedaron Atónitos.
 43 El les Mandó estrictamente que nadie lo supiese y Ordenó que le diesen a ella de comer.

 Mark  6

 1 Salió de Allí y fue a su tierra, y sus Discípulos le siguieron.
 2 Y cuando Llegó el Sàbado, él Comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos quedaban Atónitos cuando le Oían, y Decían: --¿De Dónde le vienen a éste estas cosas? ¿Qué Sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¡Cuàntas obras poderosas son hechas por sus manos!
 3 ¿No es éste el carpintero, hijo de María y hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No Estàn también sus hermanas Aquí con nosotros? Y se escandalizaban de él.
 4 Pero Jesús les Decía: --No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, entre sus familiares y en su casa.
 5 Y no pudo hacer Allí Ningún hecho poderoso, sino que Sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
 6 Estaba asombrado a causa de la incredulidad de ellos. Y Recorría las aldeas de alrededor, enseñando.
 7 Entonces Llamó a los doce y Comenzó a enviarlos de dos en dos. Les daba autoridad sobre los Espíritus inmundos.
 8 Les Mandó que no llevasen nada para el camino: ni pan, ni bolsa, ni dinero en el cinto, sino solamente un Bastón;
 9 pero que calzasen sandalias y que no vistiesen dos Túnicas.
 10 Y les Decía: "Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que Salgàis de aquel lugar.
 11 Cualquier lugar que no os reciba ni os oiga, saliendo de Allí, sacudid el polvo que Està debajo de vuestros pies, para testimonio contra ellos."
 12 Entonces ellos salieron y predicaron que la gente se arrepintiese.
 13 Echaban fuera muchos demonios, y Ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.
 14 El rey Herodes Oyó de Jesús, porque su nombre Había llegado a ser muy conocido. Unos Decían: "Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por esta Razón operan estos poderes en él."
 15 Otros Decían: "Es Elías." Mientras otros Decían: "Es profeta como uno de los profetas."
 16 Pero cuando Herodes Oyó esto, dijo: "¡Juan, a quien yo decapité, ha resucitado!"
 17 Porque Herodes mismo Había mandado prender a Juan y lo Había encadenado en la Càrcel por causa de Herodía, la mujer de su hermano Felipe; porque se Había casado con ella.
 18 Pues Juan le Decía a Herodes: "No te es Lícito tener la mujer de tu hermano."
 19 Pero Herodía le acechaba y deseaba matarle, aunque no Podía;
 20 porque Herodes Temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le Protegía. Y al escucharle quedaba muy perplejo, pero le Oía de buena gana.
 21 Llegó un Día oportuno cuando Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, dio una cena para sus altos oficiales, los tribunos y las personas principales de Galilea.
 22 Entonces la hija de Herodía Entró y Danzó, y Agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey le dijo a la muchacha: --Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.
 23 Y le Juró mucho: --Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino.
 24 Ella Salió y dijo a su madre: --¿Qué pediré? Y ésta dijo: --La cabeza de Juan el Bautista.
 25 En seguida ella Entró con prisa al rey y le Pidió diciendo: --Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
 26 El rey se Entristeció mucho, pero a causa del juramento y de los que estaban a la mesa, no quiso rechazarla.
 27 Inmediatamente el rey Envió a uno de la guardia y Mandó que fuese Traída su cabeza. Este fue, le Decapitó en la Càrcel
 28 y Llevó su cabeza en un plato; la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.
 29 Cuando sus Discípulos oyeron esto, fueron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.
 30 Los Apóstoles se reunieron con Jesús, y le contaron todo lo que Habían hecho y lo que Habían enseñado.
 31 El les dijo: --Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y Venían, y ni siquiera Tenían oportunidad para comer.
 32 Y se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
 33 Pero muchos les vieron ir y les reconocieron. Y corrieron Allà a pie de todas las ciudades y llegaron antes que ellos.
 34 Cuando Jesús Salió, vio una gran multitud y tuvo Compasión de ellos, porque eran como ovejas que no Tenían pastor. Entonces Comenzó a enseñarles muchas cosas.
 35 Como la hora era ya muy avanzada, sus Discípulos se acercaron a él y le dijeron: --El lugar es desierto, y la hora avanzada.
 36 Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor y compren para Sí algo que comer.
 37 El les Respondió y dijo: --Dadles vosotros de comer. Le dijeron: --¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
 38 El les dijo: --¿Cuàntos panes tenéis? Id y vedlo. Al enterarse, le dijeron: --Cinco, y dos pescados.
 39 El les Mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde.
 40 Se recostaron por grupos, de cien en cien y de cincuenta en cincuenta.
 41 Y él Tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, bendijo y Partió los panes. Luego iba dando a sus Discípulos para que los pusiesen delante de los hombres, y también Repartió los dos pescados entre todos.
 42 Todos comieron y se saciaron,
 43 y recogieron doce canastas llenas de los pedazos de pan y de los pescados.
 44 Y los que comieron los panes eran como cinco mil hombres.
 45 En seguida Obligó a sus Discípulos a subir en la barca para ir delante de él a Betsaida, en la otra orilla, mientras él Despedía a la multitud.
 46 Y habiéndose despedido de ellos, se fue al monte a orar.
 47 Al caer la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.
 48 Viendo que ellos se fatigaban remando, porque el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche, él fue a ellos caminando sobre el mar, y Quería pasarlos de largo.
 49 Pero cuando ellos vieron que él caminaba sobre el mar, pensaron que era un fantasma y clamaron a gritos;
 50 porque todos le vieron y se turbaron. Pero en seguida Habló con ellos y les dijo: "¡Tened ànimo! ¡Yo soy! ¡No Temàis!"
 51 Y Subió a ellos en la barca, y se Calmó el viento. Ellos estaban sumamente perplejos,
 52 pues Aún no Habían comprendido lo de los panes; Màs bien, sus corazones estaban endurecidos.
 53 Y cuando cruzaron a la otra orilla, llegaron a la tierra de Genesaret y amarraron la barca.
 54 Pero cuando ellos salieron de la barca, en seguida le reconocieron.
 55 Recorrieron toda aquella Región, y comenzaron a traer en camillas a los que estaban enfermos a donde Oían que él estaba.
 56 Dondequiera que entraba, ya sea en aldeas o ciudades o campos, Ponían en las plazas a los que estaban enfermos, y le rogaban que Sólo pudiesen tocar el borde de su manto. Y todos los que le tocaban quedaban sanos.

 Mark  7

 1 Se juntaron a Jesús los fariseos y algunos de los escribas que Habían venido de Jerusalén.
 2 Ellos vieron que algunos Discípulos de él estaban comiendo pan con las manos impuras, es decir, sin lavar.
 3 Pues los fariseos y todos los Judíos, si no se lavan las manos hasta la muñeca, no comen, porque se aferran a la Tradición de los ancianos.
 4 Cuando vuelven del mercado, si no se lavan, no comen. Y hay muchas otras cosas que aceptaron para guardar, como los lavamientos de las copas, de los jarros y de los utensilios de bronce y de los divanes.
 5 Le preguntaron los fariseos y los escribas: --¿Por qué no andan tus Discípulos de acuerdo con la Tradición de los ancianos, sino que comen pan con las manos impuras?
 6 Y les Respondió diciendo: --Bien Profetizó Isaías acerca de vosotros, Hipócritas, como Està escrito: Este pueblo me honra de labios, pero su Corazón Està lejos de Mí.
 7 Y en vano me rinden culto, enseñando como doctrina los mandamientos de hombres.
 8 Porque dejando los mandamientos de Dios, os Aferràis a la Tradición de los hombres.
 9 Les Decía también: --¡Bien Desechàis el mandamiento de Dios para establecer vuestra Tradición!
 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldice a su padre o a su madre muera irremisiblemente.
 11 Pero vosotros Decís que si alguien dice a su padre o madre: "Aquello con que hubieras sido beneficiado de parte Mía es Corbàn" --es decir, una ofrenda a Dios--,
 12 ya no le Permitís hacer nada por su padre o su madre.
 13 Así Invalidàis la palabra de Dios mediante vuestra Tradición que habéis trasmitido, y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.
 14 Llamando a Sí otra vez a toda la multitud, les Decía: --Oídme todos y entended.
 15 No hay nada fuera del hombre que por entrar en él le pueda contaminar. Pero lo que sale del hombre es lo que contamina al hombre.
 16 Si alguno tiene Oídos para Oír, oiga.
 17 Cuando Entró en casa, aparte de la multitud, sus Discípulos le preguntaron acerca de la Paràbola.
 18 Y les dijo: --¿Así que también vosotros carecéis de entendimiento? ¿No comprendéis que nada de lo que entra en el hombre desde fuera le puede contaminar?
 19 Porque no entra en su Corazón sino en su Estómago, y sale a la letrina. Así Declaró limpias todas las comidas.
 20 Y Decía: --Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.
 21 Porque desde adentro, del Corazón del hombre, salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales, los robos, los homicidios,
 22 los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez.
 23 Todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre.
 24 Y Levantàndose, Partió de Allí para los territorios de Tiro y de Sidón. Y Entró en una casa y no Quería que nadie lo supiese, pero no pudo esconderse.
 25 Màs bien, en seguida Oyó de él una mujer cuya hija Tenía un Espíritu inmundo, y vino y Cayó a sus pies.
 26 La mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia, y le rogaba que echase el demonio fuera de su hija.
 27 Pero Jesús le dijo: --Deja primero que se sacien los hijos, porque no es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos.
 28 Ella Respondió y le dijo: --Sí, Señor; también los perritos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos.
 29 Entonces él le dijo: --Por causa de lo que has dicho, vé; el demonio ha salido de tu hija.
 30 Y cuando ella se fue a su casa, Halló a su hija acostada en la cama y que el demonio Había salido.
 31 Al salir de nuevo de los territorios de Tiro, fue por Sidón al mar de Galilea, atravesando el territorio de Decàpolis.
 32 Entonces le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.
 33 Y Tomàndole aparte de la multitud, Metió los dedos en sus orejas, Escupió y Tocó su lengua.
 34 Luego mirando al cielo, Suspiró y le dijo: --¡Efata! --que quiere decir: Sé abierto--.
 35 Y de inmediato fueron abiertos sus Oídos y desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien.
 36 El les Mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto Màs les mandaba, tanto Màs lo proclamaban.
 37 Se maravillaban sin medida, diciendo: --¡Todo lo ha hecho bien! Aun a los sordos hace Oír, y a los mudos hablar.

 Mark  8

 1 En aquellos Días, ya que otra vez Había una gran multitud y no Tenían qué comer, Jesús Llamó a sus Discípulos y les dijo:
 2 --Tengo Compasión de la multitud, porque ya hace tres Días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.
 3 Si les despido a sus casas en ayunas, se Desmayaràn en el camino; y algunos de ellos han venido de lejos.
 4 Sus Discípulos le respondieron: --¿De Dónde Podrà alguien saciar a éstos de pan, Aquí en el desierto?
 5 Y les Preguntó: --¿Cuàntos panes tenéis? Ellos dijeron: --Siete.
 6 Entonces él Mandó a la multitud recostarse en tierra. Tomó los siete panes, y habiendo dado gracias, los Partió y daba a sus Discípulos para que ellos los sirviesen. Y ellos los sirvieron a la multitud.
 7 También Tenían unos pocos pescaditos. Y después de bendecirlos, él Mandó que también los sirviesen.
 8 Comieron y se saciaron, y recogieron siete cestas de los pedazos que Habían sobrado.
 9 Y eran como cuatro mil. El los Despidió;
 10 y luego, entrando en la barca con sus Discípulos, se fue a la Región de Dalmanuta.
 11 Salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, para probarle.
 12 El Suspiró profundamente en su Espíritu y dijo: "¿Por qué pide esta Generación una señal? De cierto os digo que a esta Generación no se le Darà ninguna señal."
 13 Y Dejàndolos, Volvió a entrar en la barca y Cruzó a la otra orilla.
 14 Se Habían olvidado de llevar pan, y no Tenían consigo en la barca sino un solo pan.
 15 Y él les Mandó, diciendo: --Mirad; guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
 16 Ellos Discutían los unos con los otros, porque no Tenían pan.
 17 Como Jesús lo Entendió, les dijo: --¿Por qué Discutís? ¿Porque no tenéis pan? ¿Todavía no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis endurecido vuestro Corazón?
 18 Teniendo ojos, ¿no veis? Teniendo Oídos, ¿no Oís? ¿No os Acordàis?
 19 Cuando Partí los cinco panes entre cinco mil, ¿Cuàntas canastas llenas de pedazos recogisteis? Ellos dijeron: --Doce.
 20 --Y cuando Repartí los siete panes entre los cuatro mil, ¿Cuàntas cestas llenas de pedazos recogisteis? Ellos dijeron: --Siete.
 21 El les Preguntó: --¿Todavía no comprendéis?
 22 Jesús fue a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaban que lo tocase.
 23 Entonces tomando al ciego de la mano, le Sacó fuera de la aldea. Después de mojarle los ojos con saliva e imponerle las manos, le Preguntó: --¿Ves algo?
 24 Al mirar, él Decía: --Veo a los hombres, pero los veo como àrboles que andan.
 25 Luego puso otra vez las manos sobre sus ojos, y Miró intensamente. Y fue restaurada su vista, y Veía todo de lejos y claramente.
 26 Entonces Jesús le Envió a su casa, diciéndole: --No entres en la aldea.
 27 Salieron Jesús y sus Discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino les Preguntó a sus Discípulos diciendo: --¿Quién dice la gente que soy yo?
 28 Ellos respondieron: --Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; otros, uno de los profetas.
 29 Entonces él les Preguntó: --Pero vosotros, ¿quién Decís que soy yo? Respondiendo Pedro le dijo: --¡Tú eres el Cristo!
 30 El les Mandó enérgicamente que no hablasen a nadie acerca de él.
 31 Luego Comenzó a enseñarles que era necesario que el Hijo del Hombre padeciese mucho, que fuese desechado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitado después de tres Días.
 32 Les Decía esto claramente. Entonces Pedro le Tomó aparte y Comenzó a reprenderle.
 33 Pero él se dio vuelta, y mirando a sus Discípulos Reprendió a Pedro diciéndole: --¡Quítate de delante de Mí, Satanàs! Porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
 34 Y Llamó a Sí a la gente, juntamente con sus Discípulos, y les dijo: --Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a Sí mismo, tome su cruz y Sígame.
 35 Porque el que quiera salvar su vida, la Perderà; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la Salvarà.
 36 Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
 37 Porque, ¿qué Darà el hombre en rescate por su alma?
 38 Pues el que se avergüence de Mí y de mis palabras en esta Generación Adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se Avergonzarà también de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos àngeles.

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